Sé que si tuvieras un deseo ahora mismo sería que todo este dolor acabara.
Desearías que parara ahora mismo, en este momento, porque se está volviendo insoportable. Y aunque sigas diciéndote que no es el fin del mundo, como los corazones se rompen, la gente se va y pasan cosas, sabes que la curación no se producirá de la noche a la mañana: llevará tiempo.
Sé que te llevará mucho más tiempo del que crees, porque yo ya he pasado por eso. He estado donde tú estás ahora. Llorando hasta quedarme dormida. Llorando en el transporte público de camino al trabajo, esperando que nadie me viera. Llorando cuando veía algo que me recordaba a mi ex. Llorando detrás de la sonrisa. Llorando hasta que un día no pude llorar más.
Mis lágrimas se secaron solas al cabo de un rato. Me limpiaron el alma. ¿Y sabes qué? Después de llorar lo suficiente, las cosas se volvieron más fáciles. Estaba lejos de curarme, pero estaba un paso más cerca. Así que créeme cuando te digo que tú también lo estarás.
Cada pensamiento que tuve durante mucho tiempo giraba en torno a él.
Seguí revisando mi teléfono, esperando ver su texto. No dejaba de pensar que entraría en cualquier momento o que lo vería pasar a mi lado en la calle. Era casi como si no quisiera enfrentarme a la realidad y siguiera esperando a que volviera.
Pero nunca vino. Así que en un momento dado, dejé de esperar.
Sé que probablemente es mejor que no haya vuelto. Éramos incompatibles desde el principio. Aún así, le quería como si encajáramos perfectamente.
Éramos dos polos opuestos que nunca coincidíamos. Y era muy difícil ponerse de acuerdo en algo con él, cuando era el Sr. Sabelotodo. Lo tenía todo calculado. Quería que viviera mi vida según sus reglas, porque él sabía lo que era mejor para mí.
Era tan bueno con las palabras que podía tergiversar todo para que le beneficiara. Y cada vez que discutíamos, siempre era yo la culpable y él no había hecho nada malo.
Empecé a darme cuenta de esto y de muchas cosas más cuando él ya no estaba a mi lado.
Supongo que a veces estás demasiado cerca de alguien y te bloquea la visión. Te impide ver la realidad. Te está impidiendo ver lo equivocado y tóxico que es para ti y que las cosas no están funcionando.
El caso es que, cuando una relación termina, volvemos en nuestra mente a esos momentos felices. A los momentos de pura alegría. Actuamos como si esos malos, agotadores y tristes no existieran y eso es lo que nos frena. Eso es lo que nos hace esperar a alguien que nunca fue el adecuado para nosotros.
Al hacer eso, hacemos que nuestro proceso de curación sea mucho más difícil. Tenemos esta imagen ideal de nuestro ex en nuestra cabeza cuando en realidad está lejos de serlo. Y en cuanto dejamos de idealizarlo, subimos un peldaño más en nuestra escalada hacia la recuperación.
Y con cada paso que demos, empezaremos a sentirnos un poco mejor. Cada pequeño paso adelante significa que poco a poco va saliendo de nuestro sistema. Significa que por fin empezamos a cuidar de nosotros mismos para variar.
Significa que avanzamos sin darnos cuenta. Significa que por fin estamos recuperando nuestra vida.
Recuperé mi vida. Descubrí quién soy sin él. I dejó de obsesionarse sobre lo que podría haber sido y acepté las cosas como son. Dejé entrar el dolor para poder sanar. Hice las paces con el hecho de que tenía que ser alguien temporal en mi vida. Me sirvió como lección que tuve que aprender por las malas.
No veía todo lo que podía ser porque miraba hacia atrás. Crecí gracias a mi experiencia. Me convirtió en la mujer que soy hoy. Soy mejor y más fuerte que mi dolor y que todo lo que se interponía en mi camino hacia la felicidad. Ahora soy feliz. Feliz conmigo misma, con mi vida y con el nuevo hombre de mi vida.
Así que no te fuerces a curarte. Es un proceso que lleva tiempo y ocurre gradualmente. Levántate. Llora. Trabaja. Sonríe. Vive. Respira. Da esos pequeños pasos hacia adelante.
Hasta que un día, llegas a tu destino. Hasta que un día te despiertes y él ya no forme parte de ti. Hasta que un día, te curas. Hasta que un día, la felicidad sea todo lo que puedas ver.