Fue increíblemente duro dejarte marchar pero no me dejaste otra opción

Yo no quería esto. No quería dejar ir a alguien que significaba el mundo para mí y a quien amaba con todo lo que soy. No quería dejar ir a alguien con quien planeé mi futuro, alguien sin quien nunca podría imaginarme. Pero aquí estoy. Recogiendo los pedazos y recomponiéndome porque no me dejaste otra opción que marcharme.

Para ser sincera, nunca pensé que pudiera hacerlo. Se me saltaban las lágrimas cada vez que pensaba en el inevitable final al que nos dirigíamos. No quería afrontarlo. Seguía haciéndome ilusiones, imaginando cómo iban a mejorar las cosas, cómo cambiarías porque verías lo mucho que te quería y lo mucho que luchaba para que las cosas funcionaran.

Pero nunca pensaste en cambiar, ¿verdad? Te parecía bien cómo iban las cosas. No te importaba que me esforzara, que siempre soñara con los viejos tiempos y esperara a que volvieran. Seguro que no te importaba que te perdonara por todo lo que hacías, a veces incluso sin que me dijeras que lo sentías.

No, no te importó y lo daba todo por hecho. Abusaste de mi amor y de mi bondad. Pensaste que podías hacer lo que quisieras y que yo siempre sería la tonta que pasó por alto todo con tal de tenerte cerca.

Me infligías heridas en el corazón sólo con palabras tan desagradables que ni siquiera puedo repetirlas; siguen doliendo. Nunca tenías tiempo suficiente para mí, todo lo demás era lo primero. Y cada vez que me quejaba de algo me decías que era una desagradecida, una irrazonable y una egocéntrica. Nunca nada era culpa tuya y siempre era más fácil echarme la culpa a mí.

Siempre estábamos yendo y viniendo. Creo que eso fue lo que más me alejó. Estaba cansado de tanta tristeza. Era incapaz de lidiar con tu inconsistencia. Un día me dabas el mundo y al siguiente me lo quitabas. Un día me dabas el mundo y al siguiente me lo quitabas. Estabas ahí pero nunca estabas realmente ahí, siempre tenías un pie fuera de la puerta.

Así no se ama, sólo con la mitad del corazón. El amor exige todo o nada, no puede haber término medio. Sé que te importaba, sé que me querías a tu manera, pero nunca era suficiente. Sólo diste lo mínimo. Invertiste tanto como necesitabas y nada más. Y cuando lo resumí todo, pasé mucho tiempo llorando y muy poco sonriendo. El amor no debería ser una tortura. El amor no debería agotarte tanto. El amor no debería hacerse de rogar.

Y eso hice, ¿verdad? En contra de mi buen juicio, rogué por tu amor. Te rogué que me trataras mejor. Te rogué que cambiaras. Te rogué que me dedicaras más tiempo, más atención, más aprecio por todo lo que estaba haciendo, por todo lo malo que dejé pasar por el bien de nuestra relación. Pero mi mendigar fue en vano. Me cansé de eso. Me cansé de que me maltrataran. Me cansé de que no me quisieran.

Sé que no entiendes que tuve que irme. Todavía no ves todas las cosas que hiciste mal. Sigues pensando que tienes derecho a estar en mi vida cuando te conviene. Eres capaz de montar tu mejor espectáculo para convencerme de que te deje volver. Pero desperdicié cuatro años de mi vida esperando que las cosas cambiaran. Aferrándome a la esperanza de alguna lejana posibilidad de que pudiéramos hacer que las cosas funcionaran, de que pudiéramos ser felices.

No te dejo ir por falta de amor, te dejo porque tuve demasiado amor; creo que aún lo tengo pero empezó a desvanecerse porque nunca fue correspondido. Finalmente me di cuenta de que me estaba aferrando a algo que nunca sería. Porque si tenía que pasar, ya habría pasado. Tuvimos tiempo más que suficiente. Te di infinitas oportunidades que ni siquiera te molestaste en usar. Sólo estaba perdiendo el tiempo con alguien que nunca me valoró.

Por eso he terminado, aunque me esté rompiendo, aunque esto sea lo más duro que he tenido que hacer nunca. Esta vez tengo que ser más fuerte que nunca. Más fuerte que mis sentimientos porque sé que merezco algo mejor.

No tengo más oportunidades que dar. Estoy harta de que te hagas la víctima indefensa y me eches toda la culpa a mí. Estoy cansada de ser infeliz. Estoy cansada de todo el dolor y el sufrimiento que me haces pasar. Estoy cansada de estar cansada.

Esta vez te estoy viendo por lo que realmente eres y no por lo que espero que llegues a ser. Esta vez me elijo a mí y a mi propia felicidad antes que a ti. Gracias por dejarme sin otra opción que dejarte ir.