Cada relación es única, pero hay algunas pautas de comportamiento que suelen darse en casi todas las relaciones.
Siempre habrá una persona a la que le importe más y otra a la que le importe menos (o también hay una tercera versión en la que simplemente te importa una mierda, que "sorprendentemente" está vinculada a los hombres en la mayoría de los casos).
Y este estado de "no importarte lo suficiente" es lo que hace que fuerces tu relación sin que ni siquiera seas consciente de ello.
Por eso, aquí tienes 6 señales a las que deberías prestar atención si quieres saber si tu relación te está avisando de que necesita arreglo antes de que sea demasiado tarde o de que ha llegado el momento de dejarlo.
1. El romanticismo se ha apagado
Ya no os cogéis de la mano, no os abrazáis ni os besáis con tanta frecuencia como antes.
Es obvio que el romanticismo se extinguió hace mucho tiempo, pero sigues negando admitirlo ante ti mismo.
Cuando alguien te pregunta por tu pareja lo único que puedes decir es que es buena.
Por tu forma de hablar y tus gestos es evidente que algo no va bien (y los que mejor te conocen también lo reconocerán).
2. Ya no te importa una mierda responder a sus llamadas
En aquel entonces, solías responder a su llamada en cuanto oías el tono de llamada, pero ahora podrías pasarte horas escuchando tu teléfono repitiendo la misma melodía una y otra vez, aunque sea jodidamente molesto, porque es más fácil hacer eso que hablar realmente con ellos.
También es más fácil fingir que ni siquiera has oído que te llamaban (aunque sepas que es mentira) sólo porque estás harto de su voz y te sabes de memoria todo el procedimiento de la conversación.
3. Pasar tiempo con ellos se ha vuelto agotador
Antes disfrutabas practicando varios deportes con ellos, jugando a videojuegos en modo multijugador, cocinando juntos y haciéndote mimos, pero ahora te divierte más pagar las facturas que pasar tiempo con ellos.
La idea de estar uno al lado del otro simplemente ya no te atrae y cuando pasáis tiempo juntos, sólo piensas en el momento en que os vais a separar porque no disfrutas ni un segundo.
4. Eres escéptico sobre tu futuro
Antes, solíais hacer planes para los dos con diez años de antelación, pero ahora sois totalmente escépticos sobre vuestro futuro.
No los ves como alguien que se quedará contigo o a quien presentarás a tu familia.
Estás convencido de que sus extrañas costumbres (que antes te parecían monas) te perseguirán el resto de tu vida si sigues con ellos y eso te da más miedo que la muerte.
Sientes que se acerca el final y que sólo es cuestión de tiempo.
5. Te horrorizan sus defectos
Se acabó reírse a carcajadas cuando hacen algo insólito que les caracteriza.
Al contrario, te horrorizan algunas cosas que siguen haciendo pero no sabes cómo decírselo porque no quieres ofenderles.
Así que, cuando los ves haciendo el ridículo, te limitas a fingir una sonrisa, fingiendo que han conseguido cumplir con su deber de hacerte reír, tras lo cual esperas que tu cerebro borre lo que acabas de ver lo antes posible.
6. No puedes repetir esas tres palabras porque se siente mal
Decir esas tres palabras te viene a la mente tan pocas veces (como ir al gimnasio) que ya ni te molestas en hacerlo.
Ahora nunca lo dices antes e incluso cuando lo dicen, hay una pausa de dos minutos en la que te esfuerzas por encontrar una solución a sálvate a ti mismo del malestar que siente en el estómago.
Si no se te ocurre nada inteligente, finges que de repente te duele mucho la cabeza o el estómago sólo para redirigir su atención a otra cosa (rezando a Dios para que se olviden de que no repites esas tres palabras).
