No estás soltero porque nadie te quiera o porque no estés destinado a ser amado. Eres soltero por decisión propia.
No importa si necesitas más tiempo para recuperarte de un desengaño amoroso devastador, si has decidido tomarte un descanso de las relaciones o si simplemente no te sientes preparado para nada serio en este momento.
Lo importante es que saques el máximo partido a tu vida de soltero. La mayoría de las veces, ni siquiera te sientes solo.
Sabes que no necesitas a un hombre para completarte y aprovechas este tiempo para poner tu vida en orden.
Sin embargo, no importa lo fabuloso que sea ser soltero, hay algunas cosas que apestan al respecto. Aquí tienes 6 de ellas.
1. 2. Otras personas
Seamos realistas. El mayor problema de la soltería no son tus sentimientos y pensamientos, sino la sociedad que te rodea.
La verdad es que, si tienes veinte años y llevas un tiempo soltero, la mayoría de la gente de tu entorno actúa como si sintiera lástima por ti.
Te tratan como si fueras un ciudadano de segunda: que como no has sido capaz de encontrar una pareja romántica, obviamente tampoco vales para nada más.
Incluso tus amigos más íntimos y los miembros de tu familia piensan que te sientes miserable solo.
Eres consciente de que tienen buenas intenciones, pero al cabo de un tiempo, que te menosprecien sólo por tu situación sentimental llega a cansar.
De hecho, sientes que prefieren verte en una relación insana y tóxica que lo suficientemente fuerte como para ir por la vida por ti mismo.
De este modo, según ellos, cumplirías unas normas sociales imaginarias, pero, por supuesto, a nadie le importaría un bledo cómo te sientes.
Precisamente por eso no debería importarte la opinión de los demás.
No necesitas su compasión y, desde luego, no deberías sentir que son mejores que tú sólo por tener una relación sentimental.
2. Contar sólo con uno mismo
Eres una mujer fuerte, independiente y poderosa que tiene la capacidad de ir por la vida por sí misma.
No necesitas a nadie que te empuje hacia adelante, que te lleve de la mano en los momentos difíciles, ni que nadie resuelva tus problemas.
Oye, eso es algo de lo que estar muy orgulloso. Créeme, no muchos podrían lograrlo.
Sin embargo, para ser sincero, a veces el hecho de no tener a nadie en quien confiar más que en uno mismo es un poco asqueroso.
Eso no significa que no seas capaz de ser tu mayor apoyo.
Es sólo que estaría bien tener a alguien con quien poder contar de vez en cuando. Por supuesto, tienes a tus amigos, a tu familia e incluso a tus compañeros de trabajo.
Sin embargo, no tienes un compañero de vida, un hombre que sea tu compañero en las buenas y en las malas.
Aunque sea lo último que admitirías, lo cierto es que hay momentos en los que deseas tener un hombre que esté ahí para cubrirte las espaldas. No necesitas que te guíe ni que sea tu salvador.
Te vendría bien alguien que vaya por la vida a tu lado, hombro con hombro.
3. No tener un acompañante
¿Qué pasa con todas esas bodas, fiestas de cumpleaños y otras celebraciones a las que siempre tienes que ir solo? Es una putada no tener un acompañante, ¿verdad?
Es un fastidio tener que elegir si vas a ir solo, buscar una cita con meses de antelación sólo para no tener que pasar por esa serie de aburridas preguntas relacionadas con tu vida amorosa, o preguntar a un amigo para que no parezcas desesperado.
4. Falta de intimidad física
Cuando dices que estás cansada de dormir sola, la mayoría asume que estás cachonda y que una noche de juerga resolvería todos tus problemas.
El problema de la soltería es algo más profundo que un deseo carnal.
De hecho, lo que echas de menos es intimidad física. Te guste admitirlo o no, no siempre es fácil volver a casa, a una cama fría y vacía, sin nadie que te espere.
Y no sólo eso, tampoco recuerdas la última vez que besaste o abrazaste a alguien.
Lo que más echas de menos es acurrucarte y despertarte junto a tu ser querido.
Por supuesto, podrías acostarte con cualquiera para tener la satisfacción física, pero eso simplemente no es lo tuyo.
Además, incluso entonces, seguirías sintiendo la ausencia de un vínculo físico real con otro ser humano.
5. No estar enamorado
Por mucho que disfrutes de tu soltería y le saques el máximo partido, tienes que admitir que la sensación de estar enamorado también mola.
Recuerdas el buen tipo de nerviosismo, el mariposas en el estómago, el sudor de las palmas de las manos y la sensación que tienes cuando sabes que estás a punto de ver a tu enamorado?
Bueno, a veces no puedes evitar echar de menos todos esos sentimientos. Echas de menos que te guste un hombre, que te atraiga y que quieras que sea tuyo.
Sin embargo, que la nostalgia te golpee de vez en cuando no significa que deba servirte de excusa para lanzarte a una nueva relación.
Porque adivina qué: estar infelizmente enamorado es mucho peor que no estarlo en absoluto.
6. El mercado de las citas
Entre otras cosas que son un lastre cuando estás soltero -aunque lo estés petando- está el mercado de las citas.
No es que estés obsesionada con la idea de encontrar novio, pero tampoco has cerrado la puerta al amor para siempre.
Así que, de vez en cuando, sales en un par de citas. Sin embargo, cada vez vuelves más decepcionado que antes.
Todo el mundo a tu alrededor no para de organizarte citas a ciegas y los hombres te tiran los tejos. Pero ninguno tiene lo que buscas.
No es que seas demasiado exigente. Es que tienes sus normas y se niegan a conformarse con menos, lo cual es genial.
Sin embargo, a veces sólo deseas no volver a tener otra cita de mierda nunca más.