Cuando la tuviste en tus brazos, juró que te amaría con todo su cuerpo y su corazón, pasara lo que pasara.
Cuando la miraste a los ojos, se prometió a sí misma que nunca olvidaría tu chispa, pasara lo que pasara.
Pero de algún modo malinterpretó la parte "pase lo que pase".
Pensabas que nunca dejaría de colmarte de su amor y cariño, la trataras como la trataras.
Pensaste que sus acciones siempre seguirían las indicaciones de su corazón.
Pero la verdad es lo contrario.
Ella nunca dejó de amarte, sólo dejó de demostrarlo.
Su corazón es un vasto campo de amor que ella nunca se rinde con esa facilidad. La cuida bien, la nutre, la ayuda a crecer.
Pero cuando sus esfuerzos resultan vanos, cuando sus ojos se cansan de llorar, cuando su corazón se asusta, deja de mostrarlo.
Sólo entonces deja de demostrar su amor, aunque siga sintiéndolo en cada poro de su ser.
¿Y sabes por qué?
Porque ha sido demasiado fuerte durante demasiado tiempo y ya no puede luchar por el amor que no está destinado a quedarse.
Ya no puede luchar por algo que le hace daño constantemente, aunque sigue teniendo la capacidad de amar desinteresadamente.
Su mente le dice que ya ha sufrido bastante y su corazón anhela ser correspondido.
Y es entonces cuando se da cuenta de que, haga lo que haga, nunca dejará de quererte, pero sí dejará de demostrarte su amor.
Nunca olvidará su pasado, pero ya no insistirá en él.
Su pasado siempre estará enterrado en lo más profundo de su alma, pero nunca volverá a intentar revivirlo.
Siempre recordará cada uno de tus besos, cada lágrima, cada abrazo y cada palabra, pero nunca volverá a besarte, a llorar por ti, a abrazarte o a escuchar lo que tienes que decir.
Se cansó de luchar por algo que debería haber obtenido a cambio hace mucho tiempo.
Se cansó de ser la única que se preocupaba y por eso se vio obligada a dejar de mostrar afecto.
Nunca dejó de quererte, sólo decidió que ya era hora de quererse a sí misma también.
Siempre estaba ahí cuando la necesitabas, pero nunca te molestaste en hacer lo mismo por ella.
Ella era todo dar y tú sólo recibías. Y no creas que ella no es consciente de eso. Ella lo sabe todo muy bien y más.
Y a pesar de todo eso, nunca dejó de quererte porque no es una cobarde como tú.
Si quiere a alguien, se asegura de hacerlo de la forma correcta.
Se aseguró de estar a tu lado y de no dejar de luchar hasta que se dio cuenta de que no tenía sentido prolongar su dolor.
Puede que tengas su corazón, pero nunca la tendrás a ella.
Es una mujer con la fuerza de una guerrera y en cuanto decida dejar de luchar por ti, no volverás a verla.
Es lo bastante humilde para llevarte en su corazón y lo bastante valiente para dejarte marchar.
Una vez que se va, nunca mira atrás.
Puedes suplicarle, puedes arrodillarte ante ella o hacer lo que quieras, pero nada hará que vuelva a ti.
Estuvo allí mucho tiempo esperando a que cambiaras, pero tú estabas demasiado ocupado pensando que nunca dejaría de quererte, la trataras como la trataras.
Y tenías razón. Ella nunca se detuvo amándote pero dejó de mostrarte su amor.
No se arrepiente de nada de lo que hizo por ti porque hizo lo que tenía que hacer.
Luchó y esperó porque no conocía otro camino.
Pero ahora es el momento de empezar a quererse a sí misma también.
Es hora de cerrar todos los capítulos anteriores y empezar a escribir otro libro, en el que tu papel ya no sea necesario.
Puede que tengas su corazón, pero nunca tendrás su presencia. Podrás tener su pasado pero nunca tendrás su futuro.