No sé cuánto tiempo te odié, cuánto tiempo quise destruirte como tú me destruiste a mí. Pero por fin lo he superado, por fin te he superado. Así que aprovecho esta oportunidad para darles las gracias.
Gracias por ser la lección más dura que he aprendido.
Gracias por tratarme como lo hiciste. Gracias por no apoyarme nunca, por hacerme sentir que no era suficiente. Porque, verás, ahora sé lo que valgo.
Ahora sé que merezco que me quieran, que me abracen y me aprecien. Merezco a alguien que salga conmigo el resto de nuestras vidas, sólo porque quiere. Merezco a alguien que me vea tal como soy y me siga queriendo.
Porque sí, tardé dos años contigo en darme cuenta de que soy perfecta tal y como soy. Que no tengo que cambiar por nadie.
Gracias por no amarme. Lo más difícil que he hecho nunca fue rogarte que me quisieras. Me esforcé tanto por ser perfecta para ti, me esforcé tanto por ser algo que no era, con la esperanza de que tal vez entonces me amarías.
Si me esfuerzo un poco más, quizá sea suficiente para ti. Pero nunca lo fui. Y cuando te fuiste, ya no sabía quién era.
Así que, gracias por romperme en pedazos, porque tuve la oportunidad de reconstruirme de nuevo. Tuve la oportunidad de amar cada una de esas piezas y pegarlas como yo quería.
Gracias por engañarme. Más de una vez. Porque ahora sé que no ser suficiente nunca fue culpa mía.
Ahora sé que yo nunca te importé, sólo te importaba tener a alguien que te subiera el ego. ¿Y sabes qué es lo más triste? Yo estaba dispuesta a ser el refuerzo de tu ego de por vida, estaba dispuesta a perdonarte por engañarme.
Ahora lo sé mejor. Ahora sé cómo es el amor verdadero, sé cómo es el compromiso. Ahora sé que lo que teníamos era una relación unilateral.
Gracias por dejarme cuando más te necesitaba. Porque ahora sé cómo cuidar de mí misma. Ahora sé cómo amarme de la forma que tú nunca supiste.
Ahora sé que yo no era antipática, eras tú quien era incapaz de amar. Así que, gracias por dejarme, porque me salvó la vida. Me dio una nueva oportunidad de vivir.
Me dio un nuevo comienzo con una nueva, mejor y más fuerte yo. Yo que se ama a sí misma, yo que no necesita a un hombre para sentirse amada.
Gracias por dejarme, porque por fin puedo mirar atrás y ver lo mucho que he cambiado. Ver a esa niña rota convertirse en esta mujer increíble y feroz. Una mujer que ya no se avergüenza por seguir en una relación tóxica. Una mujer que ya no se culpa por haberte dado todo lo que tenía.
Ahora sé que nunca fue culpa mía. Ahora sé que eras una lección que necesitaba aprender para aprender a amarme a mí misma, para ver lo que es realmente el verdadero amor. Y lo que tuvimos nunca fue amor. Fue sólo otra historia de amor tóxico, pero ésta tiene un final feliz. Verás, puede que me hayas roto, pero sigo en pie.
Todavía respiro y mi corazón late. Sigo amando, pero esta vez, a mí mismo.