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Hay una gran diferencia entre luchar por el amor y suplicarlo

Hay una gran diferencia entre luchar por el amor y suplicarlo

A veces nos consume tanto la era moderna de las citas que nos perdemos en ella. Gracias al lío que hay en la cabeza de los demás y en la nuestra también, tendemos a no distinguir lo que está bien de lo que está mal.

Tal vez, ésta sea la razón principal por la que seguimos terminando en relaciones tóxicas o luchando por personas que en realidad no nos merecen.

Uno de los mayores errores que cometemos es que no nos damos cuenta de la diferencia entre luchar por el amor y mendigarlo.

Se podría decir que hay una delgada línea entre ambas cosas, pero no estoy de acuerdo.

Cuando luchas por amor, eres tú quien manda. Eres tú quien lleva la iniciativa.

Es que tengas la confianza suficiente para ir tras lo que sabes que mereces y lo que crees que merece tu tiempo.

El amor es una asociación y siempre hacen falta dos para bailar un tango. Siempre hacen falta dos personas para el amor.

Luchar por amor equivale a que dos personas trabajen juntas para superar sus diferencias y resolver todos los problemas juntos. Son dos personas que asumen la responsabilidad de su papel en la relación.

Siempre son dos personas. Si sólo es uno el que lo intenta, entonces no es amor, es tortura.

¿Cómo sabes si merece la pena luchar por tu relación? Muy sencillo. Los dos hacéis el trabajo duro y pesado que se necesita para estar alineados con otro ser humano.

Nunca eres el único que lleva todo el peso. No eres el único que arrastra toda la relación. Porque lo que es correcto nunca necesitará ser forzado.

Cuando mendigas amor, es señal de que estás desesperado. Cuando mendigas amor, probablemente vas detrás de algo que, para empezar, nunca debió ser tuyo.

Porque si así fuera, no tendrías que perseguirlo.

Suplicar por amor significa bailar solo la canción que fue creada para ser bailada en pareja.

Aferrarse a alguien que realmente no quiere estar contigo es como agarrar arena. De todos modos, se te escapará de las manos.

Si tienes que mendigar amor, entonces la persona a la que persigues no es capaz de amarte como te mereces. Si persigues a alguien, significa que está huyendo de ti.

Y si este es el caso, entonces no importa lo que hagas, no vas a ser su prioridad. Nunca vas a conseguir su atención, su tiempo o su amor.

Estarás haciendo un esfuerzo inútil.

Nunca permitas que tu miedo a perder a una persona te comprometa con alguien que no es bueno para ti. Y una persona a la que tienes que suplicar amor es una de esas.

Si tienes que rogarle a alguien que te quiera o que se quede en tu vida, es una clara señal de que no debe estar ahí.

Recuerda siempre que cuando una puerta no se abre por mucho que empujes o tires, está cerrada para ti y no hay nada al otro lado para ti.

La persona equivocada te hace mendigar atención, afecto, amor y compromiso. La persona adecuada te da estas cosas porque te quiere.

Mira, si alguien te quiere, serás su primera opción sin siquiera pedírselo. Serán ellos los que luchen por tu amor en lugar de hacerte rogar por el suyo.

No hay que obligar a nadie a querer estar contigo: el amor no funciona así.

Cuando alguien tiene razón, lo sentirás. No te harán sentir miserable ni te mantendrán a distancia.

Ya sabes, está bien luchar por alguien que te quiere pero no está bien luchar para que alguien te quiera. Conozca la diferencia.

En lugar de malgastar tu vida mendigando un amor que no está destinado a ser tuyo, ten siempre el suficiente amor propio para saber que el mundo es demasiado grande y tú tienes mucho que ofrecer.

Recuerda que te mereces el amor adecuado, no el que tienes que mendigar. Que esta sea tu estrella guía cuando empieces a pensar si deberías darle otra oportunidad o alejarte.