Como persona que lucha contra la ansiedad desde hace muchos años, encontré algunas cosas que me ayudaron en mi proceso de curación.
En el mundo actual, donde todo nos distrae y estresa, es difícil mantener la mente en calma.
Los pensamientos no deseados, las situaciones que desencadenan miedo y los ataques de pánico son la realidad cotidiana de una persona ansiosa.
Entender lo que funciona para usted, en particular, puede ser muy beneficioso.
He aquí algunos consejos que aprendí por el camino y que comparto contigo con la esperanza de que puedas ponerlos en práctica en tu vida y sentirte más a gusto.
1. Dar un paso atrás
Esta es una pregunta difícil. Cuando los pensamientos ansiosos empiezan a acaparar, es realmente difícil dar un paso atrás y ver las cosas desde otro punto de vista.
Lo que hago es imaginarme a mí mismo como un tercero invisible que sólo está escuchando la conversación de mi yo ansioso y normal, y emitir un juicio con mi mente racional basándome en qué argumentos parecen más cuerdos y probables.
Si eres un tipo imaginativo, ¡pruébalo! Es como un ejercicio mental. Sólo con concentrarte en intentarlo podrías estar más tranquilo.
2. No puedes controlarlo todo y eso está bien
La gente es un animal de costumbres. Les gusta la seguridad y lo que les resulta familiar. Les encanta planificar con antelación y repetir lo que ha demostrado ser bueno para ellos. Esto es totalmente comprensible.
Sin embargo, debemos aceptar el hecho de que la vida es a veces completamente impredecible. A cada momento ocurren cosas locas y no podemos hacer mucho al respecto, aparte de no preocuparnos y dejar que las cosas sucedan.
Es más fácil cuando pierdes la forma de pensar de "consecuencias buenas y malas". ¿Por qué? Bueno, ¡cuántas veces algo que parecía malo en ese momento, resultó ser genial unos días, meses o años después!
Esta forma de pensar nos permite ver más allá de lo que parece en el momento exacto y evita que nos quedemos demasiado tiempo en el mismo espacio mental.
3. Las pequeñas cosas importan
No subestimes el poder de disfrutar de las pequeñas cosas. El subidón de serotonina es muy necesario para una mente ansiosa.
Párate a pensar qué te hace sentir bien. ¿Es un relajante baño de burbujas? Perfecto. Hazte también con aceites esenciales y mascarillas faciales, y hazlo más a menudo.
¿Te sientes cómodo? Coge esa manta, prepárate una bebida que te guste y pon tu película favorita. Cómprate una planta bonita. Ve a un museo, al teatro o a una librería, o simplemente tómate tu tiempo para prepararte tu comida favorita.
4. Actuar
Pensar demasiado con ansiedad era una de las cosas más difíciles para mí. Mi mente estaba llena de "y si...". Pensaba en todos los resultados posibles.
Me quitó mucho tiempo y energía, tiempo y energía que podría haber dedicado a hacer algo beneficioso para mí.
La cuestión es que tienes que tomar una decisión, mantenerla y pasar a la acción. Es la única forma de que las cosas empiecen a irte bien.
5. No creas todo lo que piensas
Todos somos una mezcla de cosas que nos han pasado. La forma en que nos han educado, la manera en que la sociedad nos ha enseñado a vivir... todo ello se refleja en nuestra forma de pensar. ¿Y adivina qué?
Nuestros pensamientos no siempre son nuestros. A veces es sólo miedo lo que se proyecta en ti. Intenta reconocer esos patrones de pensamiento y déjalos ir.
6. Dedica tiempo a encontrar lo que te gusta hacer
Éste es mi favorito. ¿Recuerdas qué te gustaba hacer de niño? ¿Pintar, cantar, bailar, leer?
Te sorprenderá lo relajante que puede llegar a ser. Las aficiones suelen hacer que te centres en una sola cosa y te ayudan a despejar la mente. Anímate a retomarlas.