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Lo más difícil fue decir adiós cuando quería dar el "sí, quiero"

Lo más difícil fue decir adiós cuando quería dar el "sí, quiero"

Estabas haciendo huevos revueltos y magdalenas de arándanos mientras yo preparaba el café y ponía la mesa. Era nuestro pequeño baile matutino, algo privado que solo compartíamos los dos.

Me besabas en la frente mientras cogías los huevos de la nevera. Yo te abrazaba fuerte para calentarme las manos del agua fría. Bailaríamos sincronizados por la cocina, sabiendo adónde irá el otro, sabiendo cómo se moverá el otro.

Sólo que aquella mañana, en lugar de girarme para verte esperándome con los brazos abiertos para darme un abrazo, me giré para verte arrodillado y sosteniendo una cajita negra.

Te sonrojabas. Te temblaban las manos mientras a mí se me saltaban las lágrimas. Dije que sí, y tú dijiste que claro que sí.

Creo que nunca podría imaginarnos así. Esa mañana, todo parecía tan perfecto. Aquella mañana, los colores eran más vivos, la comida sabía mejor y las horas de trabajo volaban muy deprisa.

Aquella mañana ya me veía caminando hacia el altar vestida de novia, con un ramo de petunias mientras tú me esperabas. Podía imaginar que tu cara se transformaba en una sonrisa en cuanto me veías. Pero esto, esto nunca lo pude imaginar.

No es que no te quiera, te quiero. Te quiero con todo mi corazón. Te quiero con ese estúpido tipo de amor, el amor que me hace amar tu música y ver partidos contigo. Pero yo me quiero más.

Sigo viendo tu cara en mis sueños. La cara que ponías cuando llegabas a casa y veías mis maletas en la puerta y a mí sentada a oscuras en el sofá.

Aún oigo tus pasos, yendo y viniendo como si no estuvieras seguro de querer entrar. Encendiste las luces, pero para mí todo seguía en una oscuridad borrosa. Te arrodillaste una vez más, abrazándome las piernas como si quisieras impedir que me fuera.

Tenía el anillo entre las palmas sudorosas de mis manos: el anillo que tanto amaba. No era un anillo de compromiso cualquiera, pero tampoco lo era nuestro amor.

Tenía una esmeralda en forma de pera rodeada de diamantes blancos grabados en oro blanco. Una esmeralda a juego con mis ojos y diamantes blancos a juego con tu amor eterno que debía mantenerme a salvo.

"No me dejes. Estaré mejor. Sabes que nunca quise hacerte daño".

Las lágrimas rodaban de tus ojos mientras besabas mis manos, esperando que me quedara. Levantarme, alejarme de tu abrazo y tus besos fue difícil. Me dolía como si miles de cuchillos atravesaran todo mi cuerpo una y otra vez. Pero diciendo adiós cuando quería decir "sí, quiero" fue la más difícil.

El anillo cayó al suelo mientras yo huía. El anillo que tanto amaba se perdió junto con el hombre al que amaba más que a nada.

"Queridos invitados,
Lamentamos comunicarles que la boda ha sido cancelada. Esperamos que el cambio de planes no afecte a sus horarios. Se les notificará si habrá una fecha de reprogramación. "

El vestido de novia llegó al trabajo una semana después. Había ordenado que llegara allí, para que no tuvieras oportunidad de verlo. Ya sabes, mala suerte y esas cosas. Pero supongo que ya teníamos una parte de esa mala suerte.

Aquella noche lloré hasta quedarme dormida, con el vestido que debía llevar el día más feliz de mi vida.

"Lo sentimos señora, no hay política de devoluciones para los vestidos de novia. Sentimos profundamente la cancelación de su boda".

Nunca pensé que esto podría pasarme a mí. Nunca creí que podría alejarme del amor de mi vida. Pero he pasado por un infierno.

Me han roto y han abusado de mí. He sido manipulada y he terminado con los hombres que no están dispuestos a amarme como merezco. Y merezco ser amada.

Merezco a alguien que me traiga café y me prepare el desayuno. Me querías, lo hiciste todo por mí, me hiciste la mujer más feliz del mundo, pero también te acostaste con ella.

"Hola nena. Sólo te llamo para ver cómo estás... Sabes que aún podemos superar esto. Sabes que te quiero, sabes que fue sólo un error que no volveré a cometer. Llámame, ¿vale?"
Mensaje eliminado

Te quiero y sé que me quieres. Pero ver al hombre que amo más de lo que jamás creí que podría amar a nadie, ver al hombre que me hizo volver a creer en el amor, el hombre que me levantó y me amó cuando yo no podía amarme a mí misma; ver a ese hombre en la cama con otra mujer es... indescriptible.

¿Cómo puedes expresar con palabras la sensación de que tu corazón se rompe en pedazos, de que te duele todo el cuerpo y de que tu futuro desaparece delante de tus ojos? ¿Cómo puedes olvidar que te traicionó la única persona que creías que nunca te traicionaría?

¿Qué haces cuando la única persona que puede evitar que llores es la persona que te hizo llorar? Te quiero, de verdad. Pero tuve que marcharme. Tuve que decir adiós cuando quería decir "sí, quiero".