Querido "amor de mi vida",
Aún recuerdo aquella noche en la que te dije que se había acabado. Te recuerdo de pie frente a mí y mirándome como se mira a un extraño en la calle.
Todavía siento esos escalofríos en el cuerpo cuando acabas de decir, "Okay".
Sin siquiera intentar luchar por mí. Sin siquiera intentar hablar conmigo y disculparte por toda la mierda que me hiciste. Aceptaste mi decisión como si fuera lo más normal del mundo.
¡Espera! ¿Quién está loco aquí? ¿Dejas ir tan fácilmente a la persona que amas? ¿No luchas por alguien que significa el mundo para ti?
Esas preguntas me rondaban por la cabeza mientras te veía marchar. No sabía lo que sentías dentro de ti. Pero sé que no obtuve la reacción que quería ver.
Me dejaste como si nunca hubiera sido tuya. Como si no hubiéramos pasado todos estos años juntos, soñando con la casa que compraríamos y los niños que jugarían en el patio.
Con una sola palabra, hundiste todos mis barcos. Tu ignorancia me hizo sentir como una tonta. Parecía que yo era el único que estaba enamorado en nuestra relación.
Parecía que yo era el único dispuesto a luchar cada segundo.
¿Y tú? Sólo fuiste un cobarde porque me dejas ir tan facilmente. Como si nunca te hubiera pertenecido. Como si nunca te hubiera importado.
Como si sólo fuera un extraño en la calle. Y en ese momento, me di cuenta de que ya no te quiero. No necesito a un hombre que no luche por mí.
No necesito una casi relación. Merezco mucho más de mi vida y, por desgracia, no puedes proporcionármelo.
Quería que lucharas por mí¡pero ni siquiera eso pudiste hacer!
Si eres tan cobarde que dejas ir a quien amas, entonces yo tampoco te necesito. Quiero un hombre que esté a mi lado en mis momentos de dolor.
Necesito un hombre que me apoye en mis decisiones. Necesito un hombre que me dará la mano cuando la vida se ponga dura.
Y, cariño no eres ese hombre. Y nunca lo fuiste.
Estaba ciegamente enamorada de ti para no ver a otros hombres que intentaban conquistarme. Confié en ti cuando me dijiste que querías casarte conmigo.
Confié en ti cuando dijiste que querías que fuera la madre de tus hijos. Y me creí toda esa mierda como una idiota mientras tú tenías otro plan en mente.
Me hiciste sentir tan segura contigo pero estabas pensando en buenas maneras de dejarme. Y sentí que algo iba mal.
Lo vi en tus ojos. Tus ojos no eran los mismos de antes. No me miraban con la misma pasión.
En cambio, estaban fríos, como si alguien hubiera apagado esa llama que ardía en su interior. Y los ojos son el espejo del alma.
Así supe que algo iba mal. Pero nunca imaginé que algo así pudiera pasar.
Nunca pensé que el amor de mi vida me dejaría ir. Sólo pensé que estábamos pasando por un bache en el camino y que resolveríamos todos nuestros problemas hablando.
Pero estaba muy equivocado. No me lo esperaba. Y debo admitir que me dejó boquiabierto. No podía creer que esto me estuviera pasando a mí.
Por nosotros. Pensé que éramos una pareja feliz, la que envejecería junta. Pero no, Dios tenía un plan diferente para nosotros. Él quería vernos separados.
Y ahora, cuando miro atrás, soy una mujer feliz y satisfecha. ¿Quieres saber por qué? Porque fui salvada de un hombre que no me merecía.
De un hombre que me vendería por sus sueños. De un hombre que era un cobarde y no podía dar su corazón. Del hombre que tenía miedo de amar y de ser amado.
No quiero un hombre así. Quería un hombre que luchara por mí, pero ni siquiera tú pudiste hacerlo. No me mostraste ningún respeto. No dijiste que lo sentías.
Me dejaste como si fuera un perro en la calle. No te importó si estaría bien, si gritaría y tendría un ataque de nervios.
Te fuiste como si nunca hubiera sido tuya. Y gracias por hacerlo. Ahora, sé lo que quiero de mi vida.
Ahora, sé qué clase de hombre merezco. Sé lo que valgo y sé que no te daré una segunda oportunidad.
Porque te di mucho más de lo que merecías, muchas noches sin dormir esperando a que volvieras a casa.
Tantas charlas a altas horas de la noche, diciéndote que no debes preocuparte por nuestros problemas, porque si nos queremos los resolveremos todos.
En todo ese lío, no vi que no querías que lo resolviéramos todo. Querías arruinar nuestro reino que estábamos construyendo juntos, para que no podamos disfrutarlo.
Por alguna razón, pensaste que no podíamos trabajar. Y yo quería que trabajáramos. Realmente quería.
Pero tus palabras fueron las últimas. Y no pude hacer nada al respecto. Sólo puedo dar gracias a Dios por salvarme de un hombre roto como tú.
Porque mi vida contigo sería todo menos feliz. Con un hombre roto, nada es fácil, y yo no estaba preparada para alguien así.
Quería que lucharas por mí y me dijeras que preferías estar sola que con otra persona.
Pero, por desgracia, nunca oí esas palabras salir de tu boca. Sólo oí un simple "Vale" que recordaré hasta que me muera.
Y sólo por esa palabra, nunca me permitiré tener un casi relación como la que tuve contigo.
¿Y tú? Espero que algún día recuerdes lo que tuvimos y te arrepientas de todo lo que hiciste para que se acabara.
Con cero amor,
La chica que se rindió