Dicen que el amor lo vence todo. Pero, ¿es realmente cierto?
Cuando nos enamoramos por primera vez, tendemos a ver el mundo y a la persona que amamos a través de unas gafas de color de rosa.
Hacemos cosas que normalmente no hacemos.
Está científicamente demostrado que una persona enamorada se siente literalmente como si estuviera drogada (sí, drogada) y no siente el dolor físico con tanta intensidad.
Así que, básicamente, cuando estamos enamorados, estamos locos. Y eso explica muchas cosas.
Especialmente nuestra tendencia a ver a nuestra pareja de forma idealista.
Cuando amamos a alguien, fingimos no ver sus defectos.
Esto se debe en parte a que estamos encaprichados y en parte a que consciente o inconscientemente sabemos que estamos invirtiendo nuestro tiempo y nuestro amor y esforzándonos por estar con esa persona y no queremos admitir ante nosotros mismos que quizá nos hayamos equivocado.
No queremos enfrentarnos a la realidad porque la verdad nos resulta demasiado dolorosa.
Tenemos miedo al cambio, a sufrir o a volver a ser solteros.
Es entonces cuando empezamos a poner excusas a nuestra pareja y ese es el momento en que nuestra relación está condenada al fracaso.
Quizá estés pensando: 'Están pasando por momentos difícileslo que en realidad significa que no están invirtiendo en la relación tanto como tú.
La verdad es que todo el mundo pasa a veces por un mal momento, pero no es excusa para dejar de esforzarse.
Aparte de eso, hay excusas más comunes que hacemos en nuestra relación por amor, como:
Le creemos cuando dice que cambiará.
Muchos de nosotros hemos caído por esta madriguera. Dar segundas oportunidades es lo que hacemos por amor.
Realmente queremos creer que cambiará mágicamente, a pesar de ver sus acciones que forman un patrón inconfundible, una y otra vez.
Abandona la creencia y empieza a ver patrones.
En el fondo, sabes que las acciones significan mucho más que las palabras.
Si no practica lo que dice, simplemente no le importa lo suficiente.
Tiene asuntos sin resolver de relaciones pasadas.
Esto es muy fácil de creer. Nosotros también hemos pasado por eso.
Alguien nos ha hecho daño antes y necesitamos tiempo para sanar adecuadamente y esa es la verdad obvia.
Sin embargo, si no estás bien curado, quizá no debas iniciar una nueva relación porque no estás preparado para afrontar tus miedos y tu dolor.
Hasta que no estés preparado para tomar decisiones a pesar de tus experiencias anteriores, no estarás preparado para mantener una relación sana, y eso vale también para otros tipos de relaciones, no sólo las románticas: las relaciones con los padres, los amigos e incluso contigo mismo.
El problema no son los problemas, sino evitar afrontarlos.
Cuando dice algo mezquino, no lo dice en serio.
Esta es una de las peores excusas que se le pueden poner a un hombre.
Este tipo de comportamiento no muestra más que pura falta de respeto.
Nadie debería tolerar insultos, y menos de un ser querido. No tiene sentido.
Si alguien nos quiere, se preocupa por nuestro bienestar, no nos hace la vida imposible.
No es sólo algo que se dice en momentos de rabia o enfado.
Es una decisión consciente para hacernos sentir más pequeños. Es sólo un hombre.
Aceptar estereotipos como éste sólo hace que sus nefastas consecuencias sean mayores.
Ser hombre no es una excusa y mucho menos una excusa para ser irrespetuoso.
Tiene su propia personalidad, voluntad de cambiar o no cambiar, el poder de elegir entre opciones, etc.
No está programado para comportarse de una determinada manera mientras tenga su libre albedrío, y lo tiene.
Todo lo demás es pereza y no preocuparse lo suficiente.
Si no te esfuerzas, no eres sólo un hombre, eres simplemente un imbécil.
Hazte un favor y deja de esforzarte en el amor si no hay intercambio mutuo.
El hecho es que no puedes cambiar a un hombre amándolo más fuerte.
No podemos cambiar a nadie si, para empezar, no quiere cambiar. Es triste, pero es cierto.
Cuanto antes dejemos de lado los "y si...", antes encontraremos a alguien a quien realmente le importe.
Al fin y al cabo, quizá nuestra despedida sea exactamente lo que podría abrirle por fin los ojos ante sus propios defectos.
Quizá eso le enseñe algo que usted ya sabe: la autoconciencia es la forma más poderosa y profunda de acabar con el sufrimiento.