Me costó mucho renunciar a ti. Me llevó mucho tiempo y aún más energía y paciencia. Al principio, pensé que nunca lo lograría. Estaba segura de que me quedaría pegada a ti para siempre.
El mayor problema era que estabas presente en mi cabeza, incluso cuando no estabas físicamente a mi lado. Estaba completamente consumida por nuestra relación pasada, por todo lo que pasamos y por ti.
Y pensé que nunca podría superarte. Pensé que nunca podría seguir adelante con mi vida.
Entonces me di cuenta de que no me permití seguir adelante para siempre. Sí, te quería, pero me consumía aún más la culpa. Me hiciste creer que era la única culpable de todo lo que pasó entre nosotros y me culpé de nuestra ruptura.
Me culpé por todo lo malo que me hiciste, pensando que probablemente me lo merecía. Y me culpaba por la persona que eras, porque estaba convencida de que yo te había hecho así.
Pero sobre todo, Me culpé a mí mismo por siquiera pensar en seguir adelante. Estaba segura de que podría haber hecho más para salvarte de ti misma, de que podría haber hecho más para que nuestra relación funcionara y de que podría haber hecho más por ti.
En el fondo, sabía que estaba más que preparada para seguir adelante. Pero tenía miedo. Tenía miedo de que eso significara que te dejaba atrás, que te dejaba sola para que lidiaras con tus propios problemas, para que lucharas sola tus batallas.
Temía que te pasaras el resto de mi vida odiándome por seguir adelante y eso era algo que no podía soportar.
Pero aquí te estoy pidiendo que no me odies por esto. Te estoy pidiendo que me entiendas y todo por lo que he pasado.
Te pido que te pongas en mi lugar.
Imagínate que no eres feliz con alguien. Imagínate pasando los días en una miseria constante, esperando que algo cambie. La realidad es que sabes que nada cambiará y que estás esperando algo que nunca llegará.
Pero aún así no te rindes. Sigues intentando mejorar las cosas, para mejorar su relación...para hacer algo de tu vida, aunque sepas que no tiene sentido.
Eso fue exactamente lo que sentí contigo. ¿Qué harías en mi lugar? Te alejarías de mí, sin mirar atrás. Lo habrías superado hace años.
Y eso es exactamente lo que tenía que hacer.
Así que, por favor, no me odies por irme.
No te culpo de nada. Te perdono por todo lo que me hiciste, porque sé que no sabías nada mejor. Te perdono por hacerme infeliz, te perdono por no tratarme bien.
No me odies por darme cuenta de mi valía. Porque soy digno y soy más que suficiente, a pesar de todo lo que has intentado convencerme. Soy impresionante y mi valor es grande y eso es algo que nunca pudiste ver.
No me odies por darme cuenta de lo fuerte y valiente que soy. Porque pensé que nunca tendría la fuerza y el valor para alejarme de ti. Pero aquí estoy, haciendo precisamente eso.
Y me ayudó a darme cuenta de lo poderosa que soy realmente. Me ayudó a darme cuenta de que no hay nada que no pueda hacer si me lo propongo.
No me odies porque estoy acabado conformarse con menos. Porque tengo derecho a decir que quiero más. Tu amor a medias nunca fue suficiente para mí y por fin empiezo a entenderlo. Y por fin tengo el valor suficiente para admitirlo y decirlo en voz alta.
No me odies por finalmente amarme a mí misma más de lo que te amé a ti. Durante mucho tiempo, siempre te elegí a ti antes que a mí. Pensé que era la mayor prueba de mi amor, compromiso y devoción.
Y pensé que así debían ser las cosas. Pero entonces me di cuenta de que nunca me ponías a mí primero. Nunca me elegiste a mí antes que a nadie, y mucho menos a ti mismo.
Así que decidí que ya era hora de que eligiera mi propia felicidad por encima de la tuya. Era hora de que por fin empezara a quererme a mí misma más de lo que te quería a ti, y eso es algo por lo que nunca debería sentirme culpable.
Así que.., por favor, no me odies por seguir adelante con mi vida. En vez de eso, por favor, intenta entenderme. Intentar comprender que era algo que tenía que hacer si quería salvarme. Intenta comprender que era la única opción que me quedaba.