¿Puedes dejar de compartir el número del teléfono de ayuda al suicida y de actuar como si fueras a convertirte en mártir de la salud mental? Porque no estás escuchando y no siempre estarás ahí. Te diré cómo lo sé. En primer lugar, ni siquiera sabes qué escuchar. Cuando una persona es suicida, no lo está gritando en la puta cima de la montaña, esperando que alguien la escuche. No te envía mensajes privados pidiendo ayuda y permitiéndote el honor de llegar justo a tiempo para salvarla de sí misma. Suelen estar retraídos, en su propio mundo, solos, y creyendo que a nadie le importa una mierda porque nadie se ha dado cuenta de que están retraídos y solos.
Déjame que te pinte un cuadro, porque así es como se ven los suicidas. Puede empezar con una irritabilidad repentina e irracional. Una persona se vuelve completamente insoportable, su comportamiento se vuelve cada vez más inaceptable y, justo cuando te das cuenta del problema, ella también lo hace. Es entonces cuando necesitan que les escuches. Pero es difícil escuchar a una persona que te grita sin motivo, así que decides (justificadamente) que no necesitas que te sometan a un comportamiento tan inexcusable y te retiras. Empiezan a sentirse avergonzados y culpables. Se sienten tan culpables, de hecho, que ni siquiera quieren enfrentarse a ti, o a nadie en realidad, por el legítimo temor de decir o hacer algo que les aleje aún más de la gente, reforzando así su ya negativa autopercepción en un ciclo extremadamente dañino. Es entonces cuando empiezan a creer que estás mejor sin ellos. Y dejan de tenderte la mano, encontrando consuelo en la seguridad de su sofá. Ellos se retiran y tú te retiras, aliviado por no tener que lidiar con eso.
Pasan unos meses, y quizás empiezas a notar que no has visto o sabido nada de tu amigo... te preguntas por un segundo qué pasa, esperas que esté bien y vuelves a tu vida. Cualquiera que sea su trato, no es su responsabilidad. Le das a "me gusta" a sus publicaciones esporádicas en Facebook -que no te permiten saber mucho sobre su salud mental-, mantienes una distancia prudencial y das el día por terminado. Te desplazas a través de tu propio feed, y con muy buenas intenciones, estoy seguro, vuelves a publicar y compartes el número de la línea de ayuda al suicidio, dices que siempre estás escuchando y pones el hashtag #awareness... pero no escuchaste los gritos de ayuda de tu propio amigo. Porque no sonaban vulnerables. Sonaban enfadados. Es mucho más fácil empatizar con los vulnerables, ¿no?
Así que aquí estás, dispuesto a escuchar a todos los "amigos" que tienes en facebook... pero mientras tanto su amigo cumplía años y no sólo no te acercaste a hacer algo para celebrarlo, sino que ni siquiera te molestaste en desearle un feliz cumpleaños. Al fin y al cabo, se han portado fatal contigo, así que nadie te culparía. Pero se dieron cuenta. Se dieron cuenta de que mucha gente no se molestó. Porque no eres la única persona que mantiene las distancias. Tu amigo enfadado ha conseguido alejar a todos sus amigos, no sólo a ti. Y cuando llegó su cumpleaños y no eras la única persona que sentía que no merecía tu tiempo ni tu atención, se sintió inútil, triste y solo. Y ese fue el día en que tu amigo se volvió suicida. Pero tú no estabas escuchando.
Así que, si de verdad quieres ayudar a tu amigo, deja de limitarte a compartir un número y edúcate a ti mismo para empezar a concienciarle de verdad. Sepa qué buscar cuando una persona es suicida. No siempre es tan obvio como los memes te quieren hacer creer. Sepa qué servicios existen a nivel local para ayudar a las personas en crisis, dónde están y cómo acceder a ellos. Esté dispuesto a mirar más allá de la ira que no entiende para ver el dolor que hay debajo. A veces, el mero hecho de mirar puede marcar la diferencia para una persona que se ha dado por vencida.
Señales de que una persona puede estar pensando en suicidarse:
- Las personas que se quitan la vida no siempre quieren morir, sino acabar con su dolor. No descartes la ideación, las conversaciones o las amenazas de suicidio como una búsqueda de atención. Si observas algún indicio de que está pensando en hacerse daño, busca ayuda.
- Pueden volverse retraídos, evitando a los amigos íntimos y a la familia, perdiendo interés por las actividades y los acontecimientos sociales, y aislándose cada vez más.
- Un enfoque sobre la muerte. Algunas personas hablan abiertamente de que quieren morir, se obsesionan con el tema de la muerte y el morir. Puede que busquen formas de suicidarse o compren una pistola, un cuchillo o acumulen pastillas.
- Mostrando signos de desesperación. La persona puede hablar abiertamente del dolor insoportable que experimenta o de sentirse una carga para los demás.
- Hacer planes. La persona puede tomar medidas para prepararse para la muerte, como actualizar un testamento, regalar posesiones, hacer una limpieza y purga masiva de pertenencias y despedirse de los demás. Algunos pueden escribir una nota de suicidio.
- Cambios de humor y trastornos del sueño. A menudo, la persona puede estar deprimida, ansiosa, triste o enfadada. También puede estar muy irritable, de mal humor o agresiva. Pero pueden volverse calmados de repente una vez que han decidido llevar a cabo el suicidio. Entonces pueden dormir mucho más o mucho menos de lo habitual.
- Bebe o toma drogas. El abuso de sustancias aumenta la probabilidad de suicidio. Consumir muchas drogas y alcohol puede ser un intento de mitigar el dolor o de hacerse daño.
- Comportamiento imprudente. La persona puede correr riesgos peligrosos, como conducir ebria o mantener relaciones sexuales de riesgo.
Está muy bien tener buenas intenciones, pero en este caso no basta. Acompáñalo de información y recursos prácticos... puede que acabes viendo algo que de otro modo se te habría pasado por alto. Y ese algo puede ser lo que salve una vida.