Nunca estuvisteis juntos, pero aún así, le rompiste el corazón.
Le rompías el corazón cada vez que le dirigías esa mirada que sólo tú sabes dar.
Le rompías el corazón cada vez que la llamabas por teléfono.
Le rompías el corazón cada vez que la tocabas.
Hiciste que se sintiera especial a tu lado. Hiciste que te amara aunque se suponía que no debía hacerlo. Hiciste que te quisiera aunque sabías que no podías corresponderle. Hiciste que se sintiera deseada.
Tomó cada uno de tus gestos y cada una de tus palabras y pensó que eran para ella.
Y si eran para ella, cambiaste de opinión. Decidiste que era mejor no amarla. Pero, ya era demasiado tarde. Ya le habías roto el corazón.
Le diste mucho de tu tiempo. Le diste una razón para amarte. También disfrutaste de su compañía, pero algo te alejó de la idea de amarla.
Fue entonces cuando le rompiste el corazón.
Le rompiste el corazón cuando la viste en su punto más bajo. La traicionaste cuando le diste la impresión de que podía contarte todos sus secretos.
Le rompiste el corazón cuando pensó que podía confiar en ti.
La primera vez que os besasteis y la primera vez que os acostasteis no fueron lo mismo para ella que para ti. La utilizaste. Necesitabas a alguien con quien estar, pero sólo para ese breve momento en que te sentías solo.
Te necesitaba para el resto de su vida. Se había jugado todo lo que tenía. Quería arriesgarse... contigo.
Le diste la idea de que los dos estaríais juntos en el futuro. Pero ese futuro nunca llegó. Tienes que aceptar que eres responsable del dolor de su desamor. No importa cuáles fueran tus motivos, no importa si lo hiciste a propósito o no, tienes que aceptar que fuiste tú quien le rompió el corazón.
Si no quisieras estar en esta situación, no deberías haberla dejado tan cerca de ti. No deberías haberle mandado mensajes. No deberías haber salido con ella. No debiste dejar que se enamorara de ti.
Por eso tienes que ser hombre y asumir tus errores. Tienes que darle una explicación. Por mucho que te cueste elaborar unas cuantas frases coherentes explicando por qué hiciste lo que hiciste, tienes que explicarte.
De lo contrario, dudará de cada segundo que paséis juntos. Repetirá vuestras conversaciones en su cabeza, una y otra vez. Analizará cada pequeña cosa que hayas hecho o dicho.
Incluso dudará de que alguna vez te haya gustado.
Ella no es idiota. Te verá con otra chica. Merece saber por qué no era ella la que te llevaba de la mano.
Lo hizo una vez. ¿Qué pasó?
Tiene derecho a saberlo.