Para salvarte, la has rechazado. Por miedo a ser herido, nunca le diste una oportunidad, una verdadera oportunidad.
Lo hiciste incluso como intentarlo. Fue un esfuerzo miserable. No te permitiste sentir mientras ella era la que experimentaba los sentimientos por los dos.
Dejas que tu pasado se interponga en tu futuro. Seguías mirando atrás y viendo en ella todo lo que alguna vez te hizo daño.
Ella pagó cada vez que te rompieron el corazón. Ella fue la que cargó con todo el dolor a la vez-todo el dolor que has pasado en el pasado, ella lo vivió todo a la vez gracias a ti.
En Japón, los objetos rotos suelen repararse con oro. El desperfecto se considera una pieza única de la historia del objeto, lo que aumenta su belleza.
Ella podría haber sido el oro para tu corazón si le hubieras dado la oportunidad. Ella podría haberlo remendado con su amor.
Te asustabas cada vez que se acercaba demasiado a ti. No podías mantener la distancia para siempre. Ella te demostró que era diferente, pero aun así te defendiste como si fuera tu peor enemiga.
La hiciste sentir que estaba haciendo algo malo cuando en realidad sólo te estaba amando. La hiciste sentir que ella tenía la culpa de cómo estaban las cosas entre ustedes dos, nunca fuiste tú.
No se merecía que la llamaras sólo cuando estabas borracho. Ella no se merecía todas esas llamadas después del tequila seguidas de ti admitiendo que te importa.
Podrías haberte hecho hombre y decir todas esas cosas estando sobrio. Podrías haber ido directo a ella en vez de dejar que el alcohol hablara por ti.
No merecía que le mintieran. Mentiste al decir que todo iba bien y mentiste al decir que "no era nada".
Lo era todo, pero no le dejaste ver tu verdadero yo, tu yo crudo. Te acobardaste.
Ella no merecía que la hirieran primero antes de que te hirieran a ti. No deberías haber visto tu relación con ella como una competición: no habrías salido como un perdedor, pero estabas demasiado ciego para verlo.
Así que elegiste ser el depredador sólo para evitar convertirte en la presa.
Su único pecado fue enamorarse de un hombre emocionalmente roto. Pero ella no sabía que no estabas disponible.
Sabía que estabas dañado y eligió amarte a pesar de tu rotura, tus daños y tus defectos, ¿y qué obtuvo a cambio? Bueno, se rompió.
Se merecía una oportunidad, sólo un pequeño intento, incluso el más mínimo esfuerzo habría hecho el cham. Deberías haberle dado al menos una oportunidad, pero una de verdad.
Ella realmente se preocupaba por ti. Estaba dispuesta a arriesgarse. Estaba lista para enamorarse de ti.
Y ella se enamoró de ti. Pero en vez de atraparla, la dejaste caer de bruces.
No se merecía el infierno por el que la has hecho pasar. No se merecía que la engañaras durante meses para luego dejarla con las manos vacías.
No se merecía todas las promesas vacías que le hiciste, no se merecía que le hicieras creer que los dos teníais un futuro mientras tú sólo la utilizabas para sentirte mejor, para alimentar tus inseguridades y para no estar solo.
En vez de usarla y alejarla, deberías haberla dejado entrar. Ella te ayudaría a sanar.
Ella te mostraría que hay más en el amor y en la vida de lo que ya has visto. Ella te amaría de la manera correcta. Pero tú eras demasiado reservado y egoísta para hacerlo.
Ahora le hiciste a ella todo lo que te hicieron a ti. ¿Cómo te hace sentir hacer el mismo daño que te hicieron a ti?
No culpes a tu pasado o al infierno por el que has pasado. Porque podrías haberlo logrado, si sólo le hubieras dado una oportunidad.
Rompiste una buena chica y, cariño, esta la pagas tú.