Te contaré un pequeño secreto, pero por favor, que quede entre nosotros: No soy ni de lejos la mujer que ves los sábados por la noche o en mi perfil de Instagram.
Ya sabes, ¿la que no para de publicar fotos de su maravillosa vida? ¿La que siempre tiene una amplia sonrisa en la cara y aparentemente nunca está de mal humor?
Sinceramente, esa mujer tiene muy poco en común conmigo.
Sí, así es, estoy hablando de esa rubia alta y delgada cuyos selfies no paras de ver en tus redes sociales. No sé quién es, porque yo no me parezco a ella.
De hecho, he pasado años dominando el arte de parecerme a ella.
¿Y qué me dices de su impresionante novio? Parece que los dos nunca discuten. Siempre le da sorpresas y parece el hombre más romántico del mundo.
Oh, ¿te refieres a ese tipo que se olvidó de mi cumpleaños el año pasado y luego compró 101 rosas para intentar compensarlo al día siguiente?
Para que quede claro, ¿seguimos hablando del tío que me hace sentir emocionalmente abandonada la mayor parte del tiempo?
¿Deberíamos empezar a hablar de su increíble carrera o de la forma en que siempre está rodeada de un montón de amigos?
La lista es interminable, pero ya te haces una idea. La vida de esta mujer es aparentemente el sueño hecho realidad de cualquier niña. Parece que lo tiene todo.
Bueno, cariño, Estoy aquí para decirte que nada es lo que parece.
Soy un profesional fingiendo, créeme. De hecho, He pasado la mayor parte de mi vida adulta intentando convencer a extraños de que mi vida es perfecta.
No hablo solo de mis perfiles en las redes sociales, también me refiero a la sonrisa falsa que se ha convertido en parte de mí. No importa que haya reprimido mis verdaderas emociones desde que tengo uso de razón.
Básicamente, he estado viviendo una mentira durante tanto tiempo que he acabado creyéndomela también. Verás, era tan dura conmigo misma que me negaba a aceptar cualquier cosa por debajo de la perfección.
¡Pues que le den! La verdad es que mi vida es un gran desastre y por fin estoy aprendiendo a aceptarlo. No tengo que ser impecable para ser fantástica.
No me malinterpreten: estoy sinceramente agradecida por todas mis bendiciones. Estoy agradecido y orgullosa de mí misma por todos mis éxitos y logros.
Sin embargo, esto no significa que no experimente también fracasos. Tampoco significa que no haya días en los que me odie a mí misma y me saltaría a la cara si tuviera la oportunidad.
Así que he decidido dejarme de tonterías. He decidido poner fin a estas falsas pretensiones y mostrar mi verdadero yo al mundo.
No parezco una top model de pasarela. Mi madre nunca me ha animado, mi trabajo me ha hecho llegar a mi punto de ruptura, mi vida amorosa se está desmoronando y estoy bastante segura de que no tengo más de un amigo de verdad.
Hay mañanas en las que no tengo fuerzas para salir de la cama, hay días en los que me siento la mayor perdedora del mundo y hay noches en las que lloro hasta quedarme dormida.
Hay momentos en los que mis inseguridades sacan lo mejor de mí y en los que mis propias dudas me abruman. Hay días en los que no puedo ver lo que valgo por mucho que lo intente.
Sin embargo, usted no se da cuenta de nada de esto, ¿verdad? Pues ahora ya lo sabes. Ya está, lo he dicho. No soy perfecto ni lo seré nunca.
Así que ya está bien de ser tan duro conmigo mismo y de criticarme por tener la osadía de ser humano.
Basta ya de fingir que todo va bien mientras me derrumbo. Basta ya de reír cuando en realidad preferiría llorar a moco tendido.
Basta ya de compararme con los demás. Basta ya de malgastar mi tiempo y mi energía intentando cumplir algún estándar social impuesto.
Lo más importante: Basta ya de huir de las partes de mí que no me gustan.
No me malinterpreten: no he venido aquí a quejarme. Al contrario, este soy yo aceptando y amando a mi verdadero yoy le aconsejo sinceramente que haga lo mismo.
¿Sabes de qué me he dado cuenta? Quien te ame de verdad amará también tu desorden y todas tus imperfecciones. Estas personas cuidarán de ti en tus mejores momentos y en los peores, pase lo que pase.
¿Y qué pasa con los que no? Bueno, en primer lugar nunca deberían haber tenido el privilegio de tu presencia.