Cuando amas a una chica, lo haces de todo corazón y hasta el final, sin guardarte nada.
No la manipulas para que piense que eres el hombre que no eres, no le mientes, no la engañas y no la descuidas emocionalmente.
Cuando amas a una chica, la tratas en consecuencia. No le hagas promesas que no tienes intención de cumplir y no la hagas mendigar tu atención.
No la engañes con palabras vacías y no le des falsas esperanzas de que las cosas mejorarán en cualquier momento.
No juegas juegos mentales, no envías señales contradictorias y no la haces cuestionar tus sentimientos o dudar de tus intenciones.
No la dejas colgada cuando más te necesita y nunca la haces llorar intencionadamente.
No inviertes a medias, mientras esperas a que surja una oportunidad mejor. No te aprovechas de su corazón cariñoso y atento y no utilizas el hecho de que te perdonará por lo que hagas.
No te disculpas por las cosas que piensas repetir y no desperdicias cada segunda oportunidad que tienes. No la tratas como tu segunda opción y no la das por sentada.
Cuando amas a una chica de verdad, te aseguras de que sienta la profundidad de tu amor. Te conviertes en su mejor amigo, su amante, su protector y su compañero en todos los sentidos de la palabra.
Te esfuerzas a su alrededor y siempre la pones en primer lugar. La apoyas y la haces sentir segura, asegurándote de que sepa que siempre puede contar contigo.
Le devuelves todo lo que has estado recibiendo de ella y más. La tratas con el respeto y el aprecio que se merece y valoras todos los sacrificios que está haciendo.
Cuando amas a una chica, luchas por ella. No haces todo lo posible por alejarla de ti y nunca la dejas marchar.
Sí, es así de sencillo. Cuando amas a alguien de verdad, no hay excusa para hacerle sufrir y nunca te conviertes en la causa de su dolor, sean cuales sean las circunstancias.
Sin embargo, no es así como tratas a tu novia, a pesar de saber lo mucho que te quiere, ¿verdad?
Aunque eres consciente de que significas el mundo para esta chica, sigues actuando como si te importara un bledo.
La mantienes a tu lado y le sigues dando largas, sabiendo que se merece mucho más que este amor a medias que le estás dando.
Entonces, ¿por qué exactamente estás con ella? ¿Por qué sigues mintiendo que la amas cuando obviamente no es así y por qué sigues lastimándola cuando eso es lo último que se merece?
¿Por qué sigues rompiéndole el corazón sin intención de permitirle nunca seguir adelante con su vida? ¿Por qué sigues dejándola y volviendo a ella, esperando que siempre esté ahí, esperando pacientemente a que te decidas y te pongas las pilas?
Así que no, no la quieres, por mucho que intentes convencerte de ello.
Puede que te encante la idea de tener a alguien como ella a tu alrededor, puede que te encante el hecho de que ella te quiera o puede que simplemente la estés utilizando como tu red de seguridad.
También es posible que seas muy consciente de que nunca volverás a encontrar a alguien como ella o que la necesites para arreglar tu ego roto y sentirte mejor contigo mismo.
Pero la verdad es que no la amas. Porque no haces daño a quien amas.
No provocas sus noches de insomnio, no haces de su vida un infierno en vida y, desde luego, no les haces preguntarse por qué no son suficientes. Nunca les haces llorar y no les rompes el corazón una y otra vez.
Entonces, ¿por qué sigues convenciéndote de que quieres a esta chica, cuando está claro que no la quieres y que nunca la querrás?
¿Por qué no eres más hombre y dejas que ella encuentre la felicidad que tú obviamente no puedes darle?
¿Por qué no le das la oportunidad de esperar a un chico que te trate como nunca lo hiciste? ¿Un tipo que la amará como ella merece ser amada?