Desde que eras pequeña, soñabas con encontrar el amor verdadero.
Sin embargo, no querías un amor ordinario.
Querías un amor eterno, que durara toda la vida.
Un tipo de amor que tiene el poder de vencer todos los obstáculos y afrontar todos los retos.
El tipo de amor que se ve en las películas y se lee en los cuentos de hadas.
Querías a tu príncipe azul, alguien que sacudiera tu mundo y nunca dejara de recordarte... qué sienten las mariposas.
Y no estabas dispuesto a conformarte con menos.
Querías fuegos artificiales y pasión, no una vida aburrida con alguien a quien apenas soportas pero que es bueno para ti sobre el papel.
Te negaste a permitir que tu mente te guiara en estos asuntos del corazón y nunca dudaste de tus caminos.
Ahora, después de todo este tiempo, por fin sientes todo lo que soñabas.
Por fin has encontrado a un hombre que sacude tu mundo y ha despertado todas las emociones posibles en tu interior.
Por fin has conocido a un hombre que te hace temblar cada vez que lo ves, uno que te mueve el piso cada vez que te mira y estás convencida de que amarás por el resto de tu vida.
No hay duda: estás locamente enamorada de él.
Te hace sentir más viva que nunca y no quieres que esta sensación cese jamás.
Sin embargo, ya no eres una niña y la vida real no se parece en nada a un cuento de hadas.
Sí, no querer aceptar nada menos que el amor verdadero y buscar el romance es increíble, pero la cruda verdad es que, a veces, el amor no es suficientetanto como nos gustaría.
Que estés enamorada de un hombre no significa que sea el adecuado para ti.
Eso no lo convierte necesariamente en tu alma gemela o en tu persona para siempre.
Eso no quiere decir que los dos vayáis a tener automáticamente una vida feliz juntos sólo porque compartáis una fuerte química y emociones intensas, ni significa que sea alguien junto a quien podrías envejecer o con quien te llevarías bien.
Odio romper tu burbuja, pero hay cosas más importantes en las que fijarse cuando planeas un futuro con alguien.
Hay muchas más cualidades que debe tener tu chico ideal además de ser adorable.
Lo que tienes que hacer es quitarte las gafas de sol de color de rosa y empezar a ver a este hombre como realmente es.
¿Es tu mejor amigo además de tu amante? ¿Es fiable y digno de confianza?
Siendo realistas, ¿es un hombre que te merece y puede darte todo lo que necesitas?
¿El tipo de hombre con el que le gustaría que se casara su hija o su hermana?
No me malinterpretes, no te estoy diciendo que busques la perfección porque algo así no existe y, admitámoslo, tú también tienes tu parte de defectos.
Dicho esto, tus sentimientos no pueden ser el único criterio a la hora de elegir a la persona de tu vida.
No, tampoco debes conformarte con una relación sin amor sólo porque creas que alguien es un buen partido o que te sentaría bien.
Para ser sincera, un hombre puede ser el mejor del mundo, pero si no le quieres, nunca serás feliz a su lado.
Sin embargo, si un hombre no te respeta como mujer y como su pareja, no aprecia tus sacrificios, no te hace sentir segura, no te trata como a su igual y, lo que es más importante, si no sois compatibles y no conseguís llegar a un compromiso sobre cuestiones importantes de la vida, todas tus emociones no significan nada porque no podrán vencer vuestras diferencias.
Básicamente, el amor es crucial -nadie puede discutirlo-, pero no puede compensar todo lo demás.
Por lo tanto, si amas a un hombre pero no tienes todo lo anterior, siento decepcionarte, pero ha llegado el momento de renunciar a él.
Sé que no es fácil ir en contra de tu corazón, pero créeme, es mejor hacerlo a tiempo antes de que sea demasiado tarde.
Aunque en este momento no lo parezca, te aseguro que conseguirás superar estas emociones que estás teniendo en este momento.
No sólo eso, en algún momento en el futuro, te sentirás agradecida por haber tomado la decisión correcta, si llegas a la conclusión de que no es el chico para ti.
Y una vez que encuentres a un hombre con el que experimentes tanto amor como compatibilidad, te sentirás orgullosa de haber sido lo suficientemente fuerte como para vencerte a ti misma, a pesar de ser una de las cosas más difíciles que hayas tenido que hacer nunca.