No quiero que me envíes mensajes de texto. No quiero despertarme por la mañana con un mensaje tuyo de buenos días.
No quiero acostumbrarme a esa hermosa sensación porque es sólo cuestión de tiempo que desaparezca.
No quiero seguir mirando el móvil, esperando que te hayas acordado de mí. No quiero ser una chica que vive pendiente de su teléfono. No quiero que me quieran virtualmente.
Quiero algo de verdad. Los mensajes de texto no significan nada. No son más que un montón de palabras juntas que cualquiera puede inventar.
Mi persona se esforzará por mí. Mi persona me amará sin obligaciones ni deberes. Mi persona no eres tú.
No quiero que te esfuerces tan poco en demostrarme que me quieres como en levantar un tenedor. Merezco más que esa fracción de segundo que tardas en pulsar enviar.
Cariño, quiero ese tipo de amor vintage.
La gente dice que es importante estar en contacto, mantener ese tipo de comunicación. Pero de ese modo, tu amor por mí se convierte en una obligación.
Me llamarás porque sabes que me enfadaré si no lo haces. Por favor, no lo hagas.
...me envuelva de una manera que crees que tienes que hacerlo. Prefiero estar sola un millón de veces.
No quiero que sientas la necesidad de ver cómo estoy. No quiero interrumpir tus pensamientos o lo que sea que estés haciendo pidiéndote un mensaje de "te echo de menos".
No quiero aparecer en tu mente como algo que tienes que superar.
Tienes que tener la necesidad de cuidarme por ti mismo. Tienes que querer saber de mí y verme. No tengo derecho a obligarte a hacerlo.
Y después de que nos separemos y nos alejemos, tampoco me envíes mensajes.
No necesito tus disculpas. No puedo volver el tiempo atrás ni olvidar cómo me trataste. Puedes prometerme que vas a cambiar pero eso no borrará el pasado.
Eso no me hará cambiar de opinión.
Verás, no necesito más promesas. Estoy cansado de palabras.
Las palabras no significan nada. Estoy cansado de mirar la misma expresión en tu cara, sabiendo que estás mintiendo, sabiendo que todo seguirá igual.
Sabiendo que daremos vueltas en círculos hasta que uno de los dos se rompa una vez más.
Voy a poner fin a eso. Así que, por favor, no hagas promesas.
No me envíes mensajes diciendo que es tu nuevo yo, que esta vez podemos hacer que funcione. Para, por favor. Te lo ruego.
No me mandes mensajes porque estoy mejorando. No juegues con mi cabeza justo cuando estoy a punto de salir del oscuro lugar en el que me metiste. No me arruines el día.
Sé que eras sólo una lección que tenía que aprender. Sé que Dios te envió a mí por una razón. En algún momento te amé de verdad, pero tú no me correspondiste.
Y no estoy enfadado. No quiero venganza porque el destino tenía otro plan. No estabas destinado a mí y ¿por qué debería enfadarme por ello?
Por favor, cuando sientas la necesidad de enviarme un mensaje de nuevo, por favor no lo hagas.
Te lo ruego. Si nuestro tiempo juntos alguna vez significó algo, si dejé algún tipo de rastro en tu corazón o en tu alma, no harás clic en enviar. Ni siquiera escribirás mi nombre.
Por favor, déjame en paz. Déjame doler, llorar y olvidar. Espera un minuto, detente y piensa en mí.
Piensa en lo que se me va a pasar por la cabeza cuando vea tu nombre en mi teléfono. Ten piedad y por favor, una vez más, no me envíes mensajes de texto.
