Desde que tienes memoria, siempre se te ha conocido así chica dura que no puede ser herido fácilmente.
Como una chica que va por la vida con una amplia sonrisa en la cara, una chica que hará todo lo posible por mejorar el día de otra persona y una chica que hace reír a todo el mundo.
Incluso cuando te ocurren cosas malas, de alguna manera siempre sacas fuerzas para superarlas de la forma más fácil posible.
De algún modo, siempre consigues saltar todos los obstáculos y no dejar que la negatividad de la vida afecte a tu estado interior.
Al menos, eso es lo que piensa la gente.
Sin embargo, lo que nadie sabe es que todo esto no es más que una máscara.
Nadie sabe nada de tus luchas y de todo lo que has tenido que pasar en la vida.
Todo lo que ven es la cara de una chica feliz sin una preocupación en la cabeza, sin molestarse nunca en escarbar bajo la superficie.
Todo lo que ven es una mujer poderosa, sin darse cuenta de que en su interior se esconde una niña vulnerable.
Nadie sabe que en realidad tienes miedo de mostrar tu verdadera cara al mundo.
Que tienes miedo de desnudarte emocionalmente delante de alguien que pueda usarlo en tu contra.
Que te aterra exponer tus vulnerabilidades porque estás convencido de que se aprovecharán de ti.
Que no quieres mostrar tus verdaderas emociones porque asumes que todo el mundo a tu alrededor empezará a considerarte débil en cuanto lo hagas.
Sí, todo el mundo ve cómo tienes la vida resuelta y cómo te enfrentas con éxito a los problemas.
Sin embargo, nadie está ahí para presenciar tus noches de insomnio, tus lágrimas que no puedes controlar y los momentos en los que sientes que has alcanzado tu punto de ruptura y como si no pudieras soportarlo más.
Las personas más cercanas a ti no tienen ni idea de todo el dolor que has enterrado en lo más profundo de tu ser, y que mantienes oculto incluso para ti mismo.
Todo el mundo ve tu exterior feliz sin esforzarse nunca por tratar tu interior infeliz.
Bueno, ante todo quiero decirte que deberías estar orgullosa de ti misma y de tu propio poder personal y recordar que las almas más fuertes sufren en silencio.
Piensa en toda la mierda por la que has pasado sin que nadie te cogiera de la mano y te dijera que todo saldría bien.
Sin embargo, esto no significa en ningún caso que no tengas derecho a sentirte como te sientes.
Sé que la gente se acostumbró a la versión feliz de ti y probablemente te asuste cómo aceptarán la miseria que has estado sintiendo.
En segundo lugarTe ruego que tengas fe, tanto en Dios como en ti mismo.
No sé si ahora mismo estás atravesando una ruptura brutal, si tienes una emergencia familiar o una crisis laboral: la cuestión es la misma.
Te invade un dolor que te consume por completo.
Lo peor es que no puedes compartir esta tristeza con nadie.
Además, estás convencido de que mostrar tus verdaderas emociones es un signo de debilidad.
Sí, probablemente mucha gente lo tiene peor que tú, pero eso no significa que no tengas derecho a sentirte mal.
Estás convencido de que tienes que salir a la calle con una máscara de felicidad en la cara, porque nadie podría soportar la profundidad de tu tristeza.
Que los demás nunca podrían soportar verte así y nunca podrían aceptar tu verdadero yo.
Pues déjame decirte una cosa: tal vez ha llegado el momento de que dejes de huir del dolor, porque tarde o temprano te alcanzará.
Es hora de que lo mires directamente a los ojos y le digas que eres más fuerte y que tienes lo que hace falta para derrotarlo.
Es hora de que empieces a creer en un mañana mejor y de que tengas fe en ti mismo.
Puede que no me creas, pero un día te despertarás y sentirás como si todo ese peso te hubiera abandonado por fin.
Verás que, por primera vez en mucho tiempo, tu sonrisa es completamente sincera y que te sale del fondo del alma.
Antes de que te des cuenta, todo encajará como por arte de magia.
Las cosas encontrarán la manera de ordenarse y aparecerán todas las piezas que faltan en este rompecabezas llamado vida.
Así que, por favor, no renuncies nunca a ti mismo ni a tu búsqueda de la felicidad.
No permita que el dolor para definirte o comerte vivo.
Créeme, un día de estos serás verdaderamente feliz sin tener que fingirlo.
¿Y sabes por qué? Porque es lo menos que te mereces después de todo lo que has pasado.