Hola, mamá,
Hace tiempo que no hablamos, ¿verdad?
Sé que me echas de menos, y sé que querrías que estuviera contigo. Pero tienes que entender que cuando más quería estar contigo, me apartaste.
Verás, nunca me quisiste lo suficiente. Nunca me cuidaste como deberían hacerlo todas las madres.
Lo único que te importaba era tu próxima dosis, aunque eso significara que yo pasaría hambre ese día. Porque lo necesitabas para seguir vivo, como solías decir.
Madre, siempre elegiste las drogas antes que a mí. Destruiste todas mis posibilidades de ser feliz y de tener una infancia agradable. Todo lo que tengo de mi vida contigo son traumas.
Traumas porque siempre que no querías luchar por tu vida, yo lo hacía por ti. Aún recuerdo la noche en que tuviste una sobredosis.
Recuerdo sujetarte la cabeza en mi regazo y gritarte en la cara para que te despertaras, mientras tú abrías los ojos solo un segundo, sin saber siquiera quién era yo.
Todavía me recuerdo entrando en pánico y totalmente asustada. Porque tenía muchas ganas de ayudarte, pero no sabía cómo.
Mamá, entonces yo sólo tenía 7 años.
Mamá, ¿cómo pudiste hacerme eso?
¿No pensaste en los efectos que tendrías en mí? ¿Es posible que no tuvieras miedo de dejarme sola?
¿Es posible que no pensaras en mí y en mi futuro? ¿Es posible que no me quisieras, mamá?
Aún tengo recuerdos de aquel suceso y sigo culpándome de tu adicción. Siempre intenté ser el mejor hijo que un padre desearía para hacerte feliz. Quería que estuvieras orgulloso de mí.
Por otro lado, nunca me diste la oportunidad de sentirme orgullosa de ti. Siempre me avergoncé de que fueras mi madre porque hiciste de mi vida un infierno.
Nunca estuviste a mi lado cuando más te necesitaba. No estuviste ahí cuando saqué mi primera mala nota para decirme que esas cosas son normales y que no debería preocuparme.
No estuviste a mi lado cuando nadie podía entenderme y cuando estaba deprimida. No estuviste conmigo para decirme que estaría bien si creía en mí misma.
Nunca estuviste ahí cuando te necesité y eso es lo que más me duele. La única persona en la que debería haber confiado no estuvo ahí para mí.
La que me llevó bajo su corazón durante 9 meses simplemente eligió las drogas antes que a mí. Eso es lo poco que significaba para ti. Eso es lo poco que me querías. Y siempre estaré hambrienta de tu amor.
Grabaste cicatrices en mi corazón cuando era niña, y nunca sanarán.
Las heridas aún sangran cuando te veo vagar por las calles, mendigando algo de dinero para comprar más droga. Aún tengo pesadillas de aquella noche en que tuviste una sobredosis y cuando intenté salvarte.
Sueño que yaces en mi regazo, que te ruego que despiertes, pero en un momento abres los ojos y los cierras para siempre. En ese momento, siento que te pierdo, y entonces me despierto.
Me despierto todo sudado y con turbulencias en la cabeza. No sé dónde estoy ni si sigues vivo. Entonces cojo el teléfono para llamarte, pero cuando lo intento, no estás disponible.
Así que me siento en mi habitación hasta el amanecer y me quedo con la mirada perdida, pensando si las cosas podrían haber sido mejor. Pienso en las cosas que hice para ayudarte y me pregunto si hice todo lo que estaba en mi mano para salvarte de la adicción.
Pero entonces me doy cuenta de que no se puede salvar a alguien que no quiere ser salvado. Nunca podría salvarte de ti mismo porque siempre elegirías las drogas antes que a ti mismo y antes que a mí también.
Entonces empiezo a llorar porque, aunque no cambie nada, me hará sentir mejor. Al menos dejaré ir el dolor.
Porque si se queda en mí, te juro que voy a explotar.
Si no dejo salir esta ira, Me desmoronaréy sólo quedará la cáscara de la mujer que una vez fui. Y esa no es mi intención.
Quiero una vida mejor para mí. Porque ya he tenido suficiente de esta asquerosa vida contigo.
Me enseñaste la clase de persona en la que nunca debería convertirme. Me enseñaste todas esas cosas malas, en vez de enseñarme las buenas. Me enseñaste cómo no debería ser el amor de una madre.
Contigo, me sentía perdida y no sabía cuál era el camino correcto.
Contigo, me perdí completamente intentando ayudarte.
Y eso es algo que ningún niño debería sentir. Un niño tiene que ser amado, cuidado y apreciado. Un niño es una bendición de Dios, pero tú nunca me viste como tal.
Para ti, siempre fui alguien que interfería en tu camino y alguien de quien querías deshacerte.
Para ti, yo no era alguien con quien quisieras pasar tiempo, pero en cambio, me descuidaste y me hiciste sentir que no era importante.
Contigo, sentí que no debería haber nacido y, por desgracia, nunca perdonaré ese sentimiento. Por mucho que lo intente, no puedo arrancármelo del corazón.
El hecho de que eligieras las drogas antes que a mí siempre te dolerá. Siempre te dolerá que yo no significara nada para ti y que una dosis de droga pudiera hacerte sentir como yo nunca pude.
Mientras tú lo eras todo para mí, las drogas lo eran todo para ti, y si hubieras podido, probablemente me habrías vendido por la buena.
Haciéndome todas esas cosas horribles cuando era niño...arruinaste nuestra conexión natural, y aunque seas mi madre, nunca podré amarte como un niño ama a su madre.
Nunca podré llamarte a altas horas de la noche, cuando no puedo respirar por los malos recuerdos, para que me calmes, diciéndome que todo pasará. Nunca podré confiar en ti como otros niños confían en sus padres, porque tú te perdiste hace mucho tiempo.
Te perdiste a ti mismo el día que elegiste las drogas en vez de a ti mismo. Y el mismo día que me perdiste a mí también.
Así que quiero que sepas que aunque ahora no esté completa y aunque tenga mis momentos en los que me vuelvo totalmente loca, no te culpo.
De hecho, lo siento por ti.
Siento que no puedas vivir la vida que se suponía que debías vivir. Siento que no vayas a ser feliz y que no te acuerdes de mí cuando me cruce contigo por la calle.
Siento que incluso tú sigas vivo, te perdí el día que decidiste que yo no era tan importante.
Así que mamá, si estás leyendo esto, que sepas que te perdono todo.
Simplemente no quiero guardar rencor y no quiero tener esta rabia dentro de mí. Decidí perdonarte y seguir adelante. Decidí vivir mi vida de la mejor manera posible.
He decidido pensar dos veces todo lo que voy a hacer, sobre todo si tiene que ver con mis hijos.
Y nada como tú, decidí ser una madre de verdad. Juro que mis hijos nunca se preguntarán si son lo suficientemente dignos o buenos para mí porque se lo demostraré cada día.
¿Y tú?
Si alguna vez lees esta carta, que sepas que estoy bien. No te preocupes por mí, y no trates de encontrarme.
No pude hacerte cambiar de opinión para que dejaras las drogas cuando era niña, pero quizá ahora escuches mis palabras.
Espero que te golpeen tan fuerte que toda tu vida pase por delante de tus ojos.
Espero que finalmente te des cuenta de que estuviste equivocado todo este tiempo y que mientras te necesité, no estuviste ahí.
Espero que todos esos recuerdos te golpeen fuerte como a ti te gusta. Pero esta vez, no estarás colocado y no te sentirás genial - esta vez, te darás cuenta de que estás solo y de que me alejaste.
Esta vez, sabrás lo que se siente al tocar fondo.