Desde que tienes memoria, tu mente y tu corazón han sido incapaces de encontrar el término medio.
Los dos nunca pudieron llegar a un acuerdo y tú te quedaste en medio para intentar que se pusieran de acuerdo. Bueno, no eres el único.
Desde el principio del mundo, la gente ha estado luchando con el mismo dilema: ¿Deben hacer lo correcto o deben ver adónde les llevan sus emociones?
Es la pregunta que más te has hecho en términos de amor romántico.
¿A quién debe elegir para que sea su compañero de vida? ¿Deberías estar con el hombre que te da mariposas o con el que eres compatible? ¿Es amor suficiente y merece la pena, aunque te dé muchos quebraderos de cabeza?
Para ser sinceros, nadie ha encontrado nunca una solución perfecta. Algunos te aconsejarán que persigas los deseos de tu corazón, que te olvides de las normas y sigas tu instinto..
Te dirán que es la única manera de no arrepentirte de tus decisiones porque, aunque se equivoquen, al menos siempre tendrás la satisfacción de que, en un momento dado, fuiste lo suficientemente valiente como para hacer lo que realmente querías.
Suena romántico, ¿verdad? Desde cierto punto de vista, es la actitud correcta; al fin y al cabo, sólo tienes una vida y no deberías malgastarla matando tus deseos y apagando tus emociones.
Al fin y al cabo, eso es lo que ocurre siempre en las películas y las novelas, ¿no?
Los personajes van en contra de todas las leyes posibles de la lógica y la sociedad y siguen ciegamente los deseos de su corazón, aunque sus vidas dependieran de no hacerlo.
Acaban viviendo felices para siempre, pero la vida real es muy distinta a un cuento de hadas.
¿Qué ocurre cuando las consecuencias de tus actos llaman a tu puerta?
¿Qué ocurre cuando resulta que tus decisiones no eran buenas para ti y dejan huellas dolorosas en tu vida y tu futuro?
Por eso algunas personas te dirán que seas siempre realista; al fin y al cabo, es la única posibilidad que tienes de evitar el dolor.
Dios nos dio el raciocinio por una razón: para saber más que seguir nuestros instintos, para tener la capacidad de determinar lo que está bien y lo que está mal y tomar decisiones sabias e inteligentes.
Entonces, ¿cuál es la respuesta a esta eterna pregunta? ¿Cómo puedes dejar de estar tan dividido entre lo que dice tu mente y lo que quiere tu corazón?
Bien, la clave está en el equilibrio. Sí, lo has oído bien; eres tú quien tiene que encontrar un compromiso entre estas dos cosas y decidir cuándo es el momento de escuchar a cada una de ellas.
Tu experiencia te enseñará que ninguna de estas dos prácticas es perfecta.
Por mucho que te gustaría, no puedes ir por la vida haciendo lo que te apetece en el momento y no puedes seguir ciegamente tus deseos a menos que estés dispuesto a afrontar graves consecuencias que llegarán tarde o temprano.
Por otro lado, reprimir sus emociones y convertirte en un robot descerebrado tampoco es lo correcto.
Sí, en este caso, puede que tengas más posibilidades de ahorrarte mucho dolor pero, por otro lado, es probable que acabes rompiendo tu propio corazón y condenándote a una vida sin amor.
Déjame contarte un pequeño secreto sobre el amor romántico: No es real mientras tu mente y tu corazón se peleen por ello..
De hecho, cuando conozcas a alguien que está destinado a ser, tanto tu cerebro como tus emociones estarán en sintonía.
Verás, cuando conozcas al hombre perfecto, lo amarás con todo tu corazón y tu mente y al mismo tiempo, sabrás que es el adecuado para ti.
Cuando esto ocurra, no habrá más dilemas ni dudas; todas las piezas del rompecabezas llamado tu vida encajarán en perfecto orden y verás lo que significa realmente el verdadero equilibrio.
Por primera vez, no tendrás miedo. Dejarás de divagar entre tu raciocinio y tus emociones y dejarás de preguntarte si elegiste sabiamente.
Y así sabrás que has encontrado a tu alma gemela y a tu persona para siempre, todo en uno.