¿Recuerdas la chica que era antes de que entraras en mi vida? La chica que era antes de ti me destruyó?
¿Recuerdas cómo creía en el amor? ¿Cómo pensaba en él como esa fuerza omnipotente que podía derrotar a todo lo que se interpusiera en su camino y que nunca podría ser conquistada, sólo si era lo suficientemente fuerte?
Y sobre todo, ¿recuerdas cómo pensaba que eras el hombre con el que tendría esa clase de amor? ¿El hombre que estaba destinado a ser mío?
¿Recuerdas cómo pensaba que éramos almas gemelas y que lo nuestro era algo único en la vida? ¿Recuerdas que estaba convencida de que tú eras mi media naranja?
Bueno, ¿adivina qué? Después de mucho tiempo y aún más lágrimas, me di cuenta de que no lo eras. Me di cuenta de que nunca fuiste mi persona para siempre y que nunca estuvimos destinados a serlo.
Durante un tiempo, incluso después de que me abandonaras, realmente pensé que había perdido al amor de mi vida. Y creo que eso me dolió más que el hecho de que te fueras.
Sí, te echaba de menos, pero me destrozaba pensar que nunca encontraría a alguien como tú. Pensar que había perdido a mi otra mitad y que nunca amaría a alguien como te amaba a ti.
Cuando me di cuenta de que realmente te habías ido para siempre, me convencí de que había perdido al amor de mi vida al perderte. A pesar de todo el dolor que me hiciste pasar, seguí aferrándome a los hermosos recuerdos.
Y yo seguía convencida de que eras lo mejor que me podía haber pasado. Que había perdido la oportunidad de ser feliz y que me pasaría el resto de mi vida desgraciada, llorando por ti y lamentándome de nuestra relación.
Pero entonces me di cuenta: tú no eres el elegido. Y nunca lo fuiste.
Porque si fueras la elegida, nunca te habrías alejado de mí, cuando más te necesitaba. Nunca me habrías dejado y nunca me habrías roto el corazón.
Si hubieras sido tú, te habrías quedado a mi lado en todos los días malos, en todas las tormentas y en todas las malas rachas, tal y como prometiste que harías. Pero en lugar de eso, me abandonaste y me dejaste sola.
Así que no, nunca fuiste la indicada para mí. En cambio, no fuiste más que una valiosa y dura lección que obviamente tuve que aprender.
Porque si no fuera por ti, no sabría que puedo hacerlo por mí misma. No sabría lo poderosa y fuerte que soy en realidad y no sabría cuánto puedo aguantar.
Si no fuera por ti, no me habría dado cuenta de que el amor no debe doler. Que alguien que te quiere nunca te hará daño y nunca te romperá el corazón.
No habría descubierto que la gente puede pasarse años a tu lado ocultando su verdadera cara. Que un hombre puede jurarte que te quiere un día y hacerte pedazos al siguiente.
Si no hubiera sido por todo lo que me hiciste, no habría sabido lo indulgente que soy en realidad. No sabría lo importante que es dejar ir y no habría aprendido a seguir adelante con mi vida después de que alguien la convierta en un infierno.
Si no fuera por ti, no habría sabido que no seguiré rota. Que siempre puedo recomponerme y que no necesito a nadie que me ayude a hacerlo.
No habría sabido que soy una persona completa sin nadie más y que no necesito a un hombre para dar sentido a mi vida. Nunca me habría puesto a mí misma en primer lugar y nunca habría llegado a quererme como lo hice.
Si no fuera por ti, no habría sabido que existe un hombre mejor que tú, que me amará como merezco. Nunca habría abierto mi corazón al amor verdadero porque siempre habría seguido convencida de que tu forma de amar era la mejor y la única que existía. Y pasaría el resto de mi vida conformarse con menossin ni siquiera saberlo.
Así que, gracias por no ser el elegido. Y sobre todo, gracias por mostrarme esto a tiempo.