Siempre he odiado pasar tiempo sola después de las rupturas. El invierno fue especialmente duro para mí porque los días eran fríos y sombríos y no podía salir mucho. Me daba miedo quedarme sola con mis propios pensamientos. Siempre mantenía la mente ocupada para no pensar en la angustia.
Quería dejarme claro que la soledad no era necesariamente aterradora. Estaba sola y me sentía sola, pero tenía tiempo para pensar en todo. Tuve tiempo para conocerme mejor. Tuve tiempo para darme cuenta de lo que realmente quería de mi vida.
Fue una oportunidad para utilizar mi tiempo sabiamente y perdonarme por las malas decisiones que había tomado.
Estos son los consejos que utilicé para aprender a amar mi soledad:
1. Aprende algo nuevo
Intenté ir a clases de baile. Incluso escribí mi propio blog. Fue una experiencia muy divertida. En cuanto aprendía cosas nuevas, me convertía automáticamente en una persona más interesante porque tenía más cosas que compartir con los demás. Aproveché esta oportunidad para centrarme en mis objetivos y en todas las cosas que siempre había querido hacer pero nunca me había atrevido. No quería envejecer y encanecer deseando que Dios me hubiera dado otra oportunidad de vivir. Quería utilizar todo mi potencial y transformar todos mis sueños en realidad. No podía dejar que mis sueños murieran conmigo. Todos esos "podría" y "debería" fueron sustituidos por "puedo" y "lo haré".
2. Reaviva tus viejas amistades.
He perdido contacto con mis viejos amigos porque estaba muy centrada en mi relación. Pero ahora era el momento perfecto para llamarlos. Empecé a quedar con ellos de vez en cuando y me alegré de que me recordaran lo bien que lo pasábamos juntos. Decidí que los quería de nuevo en mi vida.
3. Interésate por los demás.
Estaba tan distraído con mis propios problemas que olvidé fijarme en las necesidades y preocupaciones de los demás. Empecé a interesarme de verdad por los demás y utilicé mi tiempo para ayudarles. Me sorprendió que mucha gente tuviera los mismos problemas que yo. Y les ayudé. Y ellos también me ayudaron.
4. Cambia de actitud.
Cuando estaba sola, tenía más tiempo para apreciar las pequeñas cosas y agradecer todo lo bueno que me pasaba en la vida. Empecé a disfrutar del cálido sol en la cara y del simple hecho de estar viva. Empecé a ver las cosas de otra manera. Me rodeaban pensamientos positivos y el mundo parecía mucho mejor.
5. 5. ¡Perdónate a ti mismo!
Yo estaba, como todas las personas, hecha con defectos. Cometí errores. Elegí relaciones malas y malsanas. Dejé que la gente me mintiera, me engañara y se aprovechara de mí. Elegí malas opciones de salud. Me menospreciaba a mí misma. Era un círculo vicioso.
Estaba enfadada con otras personas por aprovecharse de mí y enfadada conmigo misma por dejar que se aprovecharan de mí. Estaba enfadada por haber dejado que gente mala entrara en mi vida. Pero me di cuenta de que no podía soportar toda esa amargura causada por las decisiones que yo misma tomaba.
Había llegado el momento de dejarlo todo atrás. No podía avanzar hacia el futuro si me arrepentía de mi pasado. Tenía que dejarme ir y perdonarme. Y lo hice. Me perdoné y fue liberador.