¿Qué sientes ahora que ya no estoy a tu lado?
¿Te duele como me dolía a mí mientras sufría y no te importaba un bledo?
Pensaste que me quedaría, que esta vez no sería diferente de todas aquellas veces en las que te esperé, petrificada de que me engañaras con alguien mientras tú te divertías fuera.
Pensaste que nunca cambiaría, que nunca abriría los ojos y que siempre estaría cegada por tu amor.
Pero cambié. No soportaba que me descuidaras y me encontraras sólo cuando te convenía.
No podía soportar que al hombre del que estaba locamente enamorada le importara un bledo.
Me niego a ser la que espera, la que llora y la que suplica un poco de amor.
¿Sabes por qué?
Porque merezco que todo eso ocurra de forma natural. Merezco que me persigan. Merezco que me quieran. Merezco que me cuiden.
Y sobre todo, merezco a alguien que vea lo mucho que puedo amar. Y siento reventar tu burbuja pero ese hombre no eres tú.
Así que, buen intento pero no voy a volver. No voy a volver al agujero negro del que apenas salí.
No voy a volver porque no supiste apreciar todo lo que te di.
Y lo más fascinante es que nunca se te pasó por la cabeza que todo mi amor y mis sacrificios serían más que suficientes para otra persona.
Nunca pensaste que otro hombre vería la clase de persona que soy y que se enamoraría de mí.
No, pensaste que siempre sería tuya, sin importar lo mal que me trataras.
¡Pero no lo haré! Y quiero resolverlo de una vez por todas. No quiero tus besos y abrazos porque ya es demasiado tarde para ellos.
No quiero tus manos tóxicas alrededor de mi cintura porque me hacen sentir enferma. No necesito que me digas que me quieres porque ya no confío en ti.
En todo este lío que hiciste de nuestras vidas, aprendí una valiosa lección. Aprendí que la única persona a la que debo dar amor es a mí misma.
Y juro por Dios que eso no le va a pasar a nadie más, y menos a ti.
A partir de ahora, he decidido ponerme a mí primero porque has estado en un pedestal durante demasiado tiempo y ni siquiera te lo merecías.
Ha llegado la hora de los grandes cambios y voy a aceptarlos todos.
No volveré a las viejas cosas que me hicieron daño. Borraré todas las gente tóxica de mi vida, incluyéndote a ti. Y nunca dejaré que nadie me trate como tú lo hiciste.
Así que no intentes reconquistarme porque haré como que no te oigo. Estoy ocupada haciendo mi propia vida perfecta y lo último que necesito es un hombre tóxico.
Sólo quiero quemar los puentes entre nosotros dos y no quiero verte más en mi vida.
Tenías un diamante pero no supiste apreciarlo. Ahora, confórmate con las piedras porque no te mereces nada mejor.
¿Y yo?
Haré lo que nunca supiste hacer: ¡enamorarme de mí misma con locura y profundidad!