Sé que parece que le estoy poniendo excusas, pero creo que estoy siendo realista. Miro el panorama general porque no todo es lo que parece cuando lo miras desde fuera.
Nadie podía imaginar que bajo ese duro exterior había un corazón lleno de cicatrices. Alguna chica le hizo tanto daño en el pasado que no se permitió volver a amar.
Sabía de dónde venía. Un corazón roto puede cambiarte tanto que ya ni te reconoces.
Pero elegimos caminos diferentes para afrontar nuestro quebranto, y el suyo fue, por desgracia, más destructivo. Fue tan destructivo que me rompió el corazón una vez más.
Yo estaba destrozada mucho antes de que él se cruzara en mi camino y cuando le conocí pensé que había llegado el momento de darle otra oportunidad al amor. Había algo en él que me resultaba familiar, que me hacía sentir segura.
Su comportamiento, sus dulces palabras y sus suaves maneras hicieron que mi los muros se derrumban. Confiaba en él.
Me enamoré de él en una fracción de segundo, sin miedo ni dudas, sin pensar las cosas, simplemente me dejé llevar. Ignoraba por completo lo que me esperaba.
No tenía ni idea de que nunca tuvo intención de quedarse. Lo tenía todo planeado. Y supongo que lo había hecho un millón de veces antes, así que conocía su juego.
Sabía qué decir y cuándo decirlo. Sabía darme lo justo. Lo suficiente de sí mismo y de sus emociones para que yo me aferrara a él y lo deseara más y nunca lo suficiente para sentir que era completamente mío.
Sabía cómo estar tan cerca y tan lejos al mismo tiempo. Lo tenía todo pensado. Hizo un plan y lo ejecutó. Me atrajo haciendo nuestro comienzo tan increíblemente hermoso. Y cuando vio que mis sentimientos crecían, que ya estaba encariñado, fue entonces cuando empezó la otra parte del plan.
Sus mensajes eran cada vez menos frecuentes. Me enviaba un mensaje, yo le respondía y luego no sabía nada de él durante horas.
Me hacía muchos de esos juegos mentales con los mensajes de texto, y aunque al principio había sido fácil hablar con él y enviarle mensajes, ahora se había vuelto frustrante y difícil. Casi nunca tenía tiempo para mí.
Todo era más importante y yo siempre ocupaba el último lugar. Cuando por fin encontraba tiempo para mí, me tenía tan cerca y era tan cariñoso que me enamoraba aún más de él. Era casi como si me compensara por todo el tiempo del que me había privado.
Y en cuanto salía por la puerta, todo volvía a empezar. Se convertiría en distante otra vez. Entonces me servía migajas de su atención y afecto sólo para que yo tuviera algo a lo que aferrarme.
Me atraía cuando veía que las cosas se estaban poniendo demasiado difíciles de manejar, y luego se pasaba de la raya cuando yo me alejaba. Me lo hizo una y otra vez hasta que se fue sin despedirse.
Supongo que pasó a su siguiente víctima, sin siquiera considerar lo que me había hecho. Y lo peor de todo es que sabía exactamente cómo me sentiría. Sabía cuánto dolor estaba dejando atrás porque había estado en mi lugar en el pasado.
Estaba tan roto que nunca consiguió arreglarse. Por eso se puso en guardia, se armó de valor y se puso delante un escudo de fuckboy para protegerse de posibles heridas.
Para él era más fácil hacerme daño y pasar a la siguiente chica que abrirse de verdad a mí y dejarme entrar. Se sentía seguro y en control sabiendo que yo me preocupaba más y que no podía hacerle daño. Supongo que decidió que era hora de irse cuando empezó a preocuparse más por mí también. No digo esto para justificar lo que me hizo. Yo también estaba destrozado y no iba por ahí destruyendo a los demás.
Primero me dolió, después me enfadé por todo lo que me había hecho pasar y ahora sólo siento pena por él. Se volvió tan bueno esquivando el dolor que también esquivó el amor. Debe ser triste ser él.
Sabe que algo terminará antes de que comience. Lo tiene todo planeado. Huye de sus sentimientos para ocultar lo roto que aún está.
Nunca arregló su corazón roto. Por eso es como es ahora. Nunca lo curó y ahora anda por ahí con este entumecimiento y vacío dentro de él que no le permite volver a sentir nada de verdad. No deja entrar a nadie porque hay mucho en juego. No quiere que le vuelvan a hacer daño.
Yo, en cambio, soy mucho más valiente que él. Estoy dejando entrar el dolor. Tiene que doler como el infierno dejar ir a alguien que tanto te importan. Lloro hasta quedarme dormida. Pienso en él sin parar.
Me limito a existir día a día hasta que empiece a vivir de nuevo. Y un día, cuando me cure, podré volver a amar, y él probablemente nunca lo hará. Seguirá roto e incapaz de dar amor o de recibirlo.