Usted quiere a ese hombre, de eso no hay duda. Naturalmente, cuando alguien te importa tanto, lo último que quieres es seguir viviendo sin él.
Por lo tanto, no es extraño que no quieras perder a este hombre. De hecho, estás dispuesta a hacer lo que sea para mantenerlo a tu lado.
No te voy a mentir: hay que luchar por el amor verdadero. Requiere muchos sacrificios y compromisos.
No obstante, Matar a la persona que eres sólo para complacer a la otra parte nunca debería ser uno de estos sacrificios.
El éxito de tu relación nunca debe ir en detrimento de tu felicidad personal.
Al fin y al cabo, a veces no tienes ni voz ni voto cuando se trata de perder al hombre que amas.
Por mucho que intentes mantenerle a tu lado y por mucho que hagas para evitar que se vaya, tarde o temprano te abandonará, si es algo que quiere.
Esta es una de esas situaciones.
Actualmente te enfrentas a una encrucijada y puedes elegir entre dejarlo ir o dejar ir a la mujer que eres.
Entiendo; perdiéndolo da miedo.
Te aterroriza tener que ir por la vida sola. Miedo de tener que sobrevivir sin ese hombre que creías que era tu otra mitad.
No crees que seas capaz de conseguirlo. Después de todo, durante todo este tiempo, veías a este chico como la única fuente de tu felicidad, como la razón de tu sonrisa y como tu mayor aliado.
Te consideras incompleto e incompetente sin él. Le ves como la fuente de tu fuerza, como tu razón de vivir y como tu combustible para existir.
Naturalmente, piensas que el fin de esta relación es también el fin del mundo. Estás convencida de que nunca volverás a enamorarte de otro chico y de que nunca te recuperarás de perder a este chico.
Bueno, déjame decirte algo...aunque se aleje, tu corazón roto sanará. El tiempo hará su magia y, antes de que te des cuenta, estarás mejor.
Sin embargo, ¿sabes qué es algo de lo que nunca te recuperarías? Perderte a ti mismo.
De hecho, eso es algo de lo que deberías tener más miedo. Ten miedo de permitir que este hombre sin valor mate espiritualmente a la mujer que eres.
Ten miedo de la posibilidad de que este desamor te rompa a ti también. De la posibilidad de que desaparezcas de la faz de la tierra.
No, no estoy diciendo que vayas a morir literalmente. Sin embargo, si sigues así, dejarás de vivir de verdad.
En lugar de eso, sólo empezarás a existir y a sobrevivir cada día, y estoy seguro de que estarás de acuerdo en que hay una gran diferencia entre ambas cosas.
Te ruego que no permitas que este hombre mate tu chispa. No dejes que mate tu optimismo ni destruya tu buena vibra.
No dejes que él sea la causa de que desaparezca la chica que eras antes de que irrumpiera en tu vida.
Sí, perderle te dolerá. Sin embargo, si dentro de unos años te das la vuelta y ves que ha conseguido influir en toda tu vida, te dolerá aún más.
Y lo más importante, no dejes que esta ruptura cambie la esencia de la persona que siempre has sido. No permitas que te convierta en una chica amargada, negativa o resentida porque nunca lo has sido.
No dejes que su marcha te chica sin corazón con altos y gruesos muros alrededor de su alma. No dejes que te convenza de que no estás destinado a ser amado, sólo porque él no quería amarte de la manera correcta.
No dejes que este hombre acabe con tu fe en la gente. Créeme, no todos los hombres son iguales, aunque ahora no puedas verlo.
Así que, por favor, no hagas ningún compromiso contigo misma, con la esperanza de mantener a algún chico cerca. No te encierres sólo para que se quede a tu lado.
No pierdas tu individualidad y no dejes que te cambie si es la única forma de que no te deje.
No dejes que te moldee para que encajes en sus estándares y no hagas nada para complacerle si no te hace feliz.
Créeme, sobrevivirás al final de cualquier relación romántica, incluida ésta.
No obstante, si permites que se rompa la relación que tienes contigo mismo, es algo de lo que nunca te recuperarás del todo.