Cuando te conocí me cautivó tu encanto; sabías qué decir para que me enamore de ti.
Estaba loco por ti desde el momento en que te vi y no me cansaba de ti, pensaba en ti a cada segundo y quería estar constantemente en tu presencia.
Todo en ti era lo que siempre había buscado, pero nada de eso era cierto, ¿verdad?
Me mentiste sobre todas y cada una de tus cosas y tardé tanto en entender por qué: por qué yo no valía la verdad, por qué no sentías que yo fuera digna de tu confianza... pero no tenía nada que ver conmigo.
Eres tan insegura de ti misma como para creer que alguien podría amar a tu verdadero yo, así que te escondiste detrás de todas esas mentiras.
Pensaba que podía arreglarte y realmente creía que tu verdadero yo era alguien a quien podía amar, por eso lo soporté todo.
Me pasaba la mayoría de las noches llorando o peleándome contigo, y todo el mundo me decía que me fuera, pero me quedaba.
Me quedé porque pensé que merecía la pena, que todo el dolor que me hiciste pasar merecería la pena al final, una vez que te hubiera salvado de los demonios de tu cabeza.
Pero ese no era mi trabajo. La única persona que puede salvarte eres tú mismo.
Te amé incondicionalmente pero eso no fue suficiente para ti.
A pesar de todos los problemas que tuviste, nunca dejé de quererte ni de luchar por ti. Pero un día te levantaste y ya no me querías; me dejaste como si yo no significara nada.
Me dejaste sin un cierre o una explicación, sólo con el corazón roto.. Alardeaste de tu nueva felicidad en mi cara como si fuera yo quien te había hecho tan desgraciado.
Me hiciste sentir inútil y me dolió. Pensé que me querías, pero en realidad nunca lo hiciste. Puse todo mi valor en ti y en nuestra relación, así que cuando te fuiste, mi valor también se fue.
Pero aprendí algo: tú no defines mi valía. Si no puedes ver lo especial y valiosa que soy, tú te lo pierdes.
Soy hermosa y no dejaré que ningún chico me lo vuelva a cuestionar. Valgo mucho más que que me mientan y llore hasta quedarme dormida cada noche. Te perdiste una chica increíble y lo siento por ti.
Te perdono por lo que me hiciste. Ya no me aferraré a la ira y al dolor que siento hacia ti, porque eso te da poder sobre mí.
Te dejo ir a ti y a todo lo que tuvimos y sigo adelante con mi vida. Espero que algún día encuentres el amor para ti que estás buscando y que por fin llene ese vacío en tu corazón.
En cuanto a mí, Ahora sé lo que valgo y nunca me conformaré con menos.