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Te odio por hacerme sentir que todo fue culpa mía

Te Odio Por Hacerme Sentir Que Todo Fue Culpa Mía

A mi Favoritos Monstruo,

Ojalá pudiera decir que no siento nada por ti. Ojalá pudiera decir que ya no puedes llegar a mí, pero, por desgracia, no soy una de esas mujeres que pueden encontrar la fuerza necesaria para perdonar a sus maltratadores para poder seguir adelante.

No te perdono y no puedo olvidar las cosas que me hiciste. Todavía me dan escalofríos cuando recuerdo las cosas que me hiciste y las cosas que dejé que me hicieras. Te odio por ello.

Aunque ahora lo sé mejor, voy a preguntarme el resto de mi vida por qué no fui lo suficientemente buena.

Aún me pregunto si alguna vez podré quitarme la sensación de que todo es culpa mía y si alguna vez dejaré de disculparme por las cosas de las que no soy culpable.

Me hiciste sentir completamente inútil. Me arruinaste emocionalmente haciéndote la víctima de las circunstancias que creaste y haciéndome sentir el monstruo.

Me culpabas de que salieras y bebieras todas las noches. Era culpa mía que llegaras tarde, oliendo a perfume de otra mujer.

Porque si hubiera sido lo suficientemente bueno, nunca habrías hecho algo así.

Me hacías quedar como un lunático cada vez que quería saber dónde habías estado. Me hiciste sentir como si yo fuera el loco cuando te expliqué cómo nunca pasábamos tiempo juntos, cómo yo ya no era tu prioridad, y dijiste que yo tenía la culpa cuando ya no me mostrabas amor.

Y entonces, después de que hubieras dicho tu buena ración de palabras que me cortaban el corazón como cuchillos, te ibas y yo me quedaba sollozando en el suelo, preguntándome cómo había llegado hasta allí.

La verdad es que me pareciste una persona realmente agradable y por eso aguanté tanto. Me agarré y me agarré y no pude soltarme hasta que sólo me quedó soltarme.

Hasta Acabé en una pesadillauna de la que no podía despertar. Lo peor de aquella pesadilla fue que el monstruo que me perseguía era en realidad el hombre al que amaba.

Nadie me dijo nunca que los monstruos son reales. Nadie me dijo nunca que se parecen a las personas. Nadie me advirtió que te convertirías en un monstruo en cuanto me enamorara de ti.

Pero así era como tenían que desarrollarse las cosas para que tuvieras tanto poder sobre mí. Necesitabas que te amara para poder tenerme bajo tus pies, incapaz de levantarme.

Véase también: 5 maneras en que los narcisistas te obligan a salir de tu relación

Estoy tan enfadada conmigo misma por ser tan buena, por disculparme por las cosas que no hice, por convertirte en mi vida, por depender de ti, por malgastar mi tiempo contigo, por perdonarte y echarte de menos cuando no estabas y permitir que volvieras conmigo siempre que quisieras, aunque sabía que no debía hacerlo.

 

 

Me merecía algo mejor que ser ignorada, algo mejor que ser el saco de boxeo de alguien, algo mejor que ser manipulada y me merecía algo mejor que tú.

Intenté demostrarte cuánto me dolían las cosas que me hacías, pero no pude. Nunca me dejaste.

Pero si hubiera sido capaz de demostrarte cuánto me heriste, nunca habrías tenido el valor de volver a mirarme a los ojos. Tal vez esa fue la razón principal por la que nunca quisiste escuchar lo que sentía.

Tal vez por eso nunca me permitiste contarte las cosas que me hiciste.

Me dijiste que yo era culpable de todo y que me lo había buscado. Me dijiste que no debería haber sido tan sensible, estúpida o ingenua. Me dejaste emocionalmente agotada, confundida y sintiéndome inútil. Cada vez que me perseguías, sentía que me arrancaban la alfombra y que no podía hacer nada. Nada de lo que hacía estaba bien y me culpaban de todos tus errores.

Lo feo es que quería que fueras mía. Te quería, a pesar de saber cuánto me dolía estar contigo. Me apunté a ser torturado, porque tenía demasiado miedo de perderte.

Tenía miedo de perderte hasta que alguien me hizo darme cuenta de que no todo lo que pierdo es una pérdida. Y perderte no fue una pérdida. Fue una dicha.

Nunca me sentí más poderoso que cuando me liberé de tus cadenas. Nunca me sentí más perdida que cuando me quedé sin ti porque no había nadie que me dijera qué hacer.

A pesar de ello, nunca me había sentido más libre en toda mi vida. Estaba agotada, perdida y asustada, pero sabía que, pasara lo que pasara a partir de ese momento, no podría ser peor que lo que ya había vivido.

Sé que todos tenemos que aprender algunas lecciones en la vida y tú, mi estimado monstruo, eran la lección mucho peor que me ha pasado. Lamento tanto esta lección y me siento avergonzada por haber permitido que me convirtieras en tu marioneta durante tanto tiempo.

Pero ya es suficiente. No más.

El monstruo que hay en ti creó a alguien tan fuerte que ni siquiera puedes hacerte a la idea. Aunque me dan escalofríos los recuerdos de los tiempos en que estuvimos juntos, no te tengo miedo.

Ya no puedes culparme de nada. No puedes torturarme y no puedes hundirme.

Esta chica ha despertado de su peor pesadilla. Ya no tienes poder sobre mí.

Que tengas una vida agradable y muy distanciada, lejos de mí,
De "El que se escapó".