Han pasado tres años y aún puedo saborear tus labios en los míos, aún siento tu mano entrelazada en la mía, aún siento tu aliento en mi piel.
Nunca pensé que echaría de menos a alguien, o sentir este corazón roto...por tanto tiempo, pero lo hago, y sólo quiero que termine ahora. Quiero que te vayas de mi mente, ya que mis pensamientos no pueden soportarlo más.
Quiero que dejes de invadir mis ensoñaciones, que dejes de aparecer de la nada y de sorprenderme con el mismo dolor y la misma herida, una y otra vez.
Por favor, haz las maletas y abandona mi corazón, pues el lugar que has creado ya no te acoge.
Me rompiste cuando me usaste y me usaste porque estabas aburrido. Estabas aburrido de tu vida mundana, de tu aburrida esposa, de tu aburrido trabajo.
Espera... ¿Tuviste una esposa? Curiosamente, ya no me siento culpable cuando pienso en ella, sólo me da pena, que te tenga a ti por marido, que tus hijos crezcan con un mentiroso y un tramposo por padre.
Espera... ¿También tenías hijos? Ah, sí, así que había más gente en riesgo de salir herida que sólo yo cuando decidiste que estabas aburrido y que necesitabas un poco de diversión, pero sólo pensaste en ti mismo.
O debería decir que sólo pensabas con la polla.
No pretendo que alguna vez me hayas amado, porque sé que nunca lo hiciste, y nunca lo harías, y probablemente dolería más que no pudiéramos estar juntos si nos amáramos.
Pero mi corazón aún quiere que finja que me querías, aunque sólo sea un poco.
Mi pobre y frágil corazón que se enamoró de ti hace tantos años, y suspiró por ti, y te echó de menos, y pensó que nunca volvería a verte.
Mi pobre y frágil corazón, que pasó de ese amor triste y no correspondido a encontrarte de nuevo, y saber que esta vez me querías.
Ese pobre y frágil corazón de repente era rico y fuerte, y anhelaba el tuyo. Pero nunca me diste tu corazón, ni un pedazo.
Sólo querías follar conmigo, hablarme de todo lo que tu mujer no quería discutir, y divertirte conmigo, así que yo era tu compañera en la cama, tu compañera emocional y tu amiga divertida, y aun así me tiraste como si no fuera nada al final de todo.
Siempre decías: "Es lo que hay". Pero así es como te saliste con la tuya no poner una etiqueta sobre nosotros y cómo te convenciste de que no era tan malo hacérselo a tu familia, o a mí, la única que sabías que te había amado durante tantos años.
Cuando me enviaste un mensaje privado en Facebook ese día, debería haberlo ignorado o borrado.
Mi corazón nunca perdonará a mi cerebro por pulsar el botón de respuesta. Y yo nunca te perdonaré que me hayas destrozado así.
por Selina Hallam