Todos tenemos una idea de lo que significa ser perfecto. Es alguien que se levanta cada mañana a las 6 de la mañana, toma un desayuno saludable, va a trabajar, patea traseros allí, llega a casa donde todo es Instagramable y limpio y acogedor, y luego se va de fiesta un poco antes de ir a dormir con su ser querido.
La que siempre va perfectamente peinada y maquillada. La que siempre tiene todo bajo control.
Ese alguien perfecto, bueno, no existe.
Durante mucho tiempo, intenté cumplir las normas que me había impuesto, las normas que necesitaba cumplir para encajar por fin en el molde de mi propia perfección. Y fracasé. Estaba constantemente al límite, nerviosa y deprimida por si la más mínima cosa salía mal.
Los correos electrónicos sin respuesta me perseguían en sueños; mi necesidad de ser la compañera de trabajo, la hija, la hermana y la empleada perfectas me costó la salud. En busca de la perfecciónMe perdí tantas cosas hermosas a mi alrededor.
E incluso entonces, estaba tan segura de que era culpa mía -debería haberme esforzado más, podría haberlo hecho mejor-. Pero el caso es que no podía.
Sólo soy humana y seguro que no encajo en ese molde de perfección que imaginé.
Pero por fin, después de tanto tiempo, puedo decir que soy imperfectamente perfecta. Puedo decir que soy feliz y estoy en paz incluso cuando mi apartamento es un desastre, mi pelo parece un nido de pájaros y llevo bragas de Wonder Woman bajo mi vestidito negro (porque decidí dormir en vez de hacer la colada, suele pasar, ¿vale?).
Estoy en paz conmigo misma porque aprendí a aceptar mi imperfección y dejé de sentirme inadecuada. Y quizá algunas de las cosas que aprendí puedan ayudarte a ti también.
1. La perfección no es real
No estamos hechos para ser perfectos. Los humanos cometemos errores por diseño. De lo contrario, nos llamarían robots. Mi idea de la perfección no es la misma que la tuya y tu idea de la perfección no es la misma que la de tu amigo.
Entonces, ¿por qué te lo haces pasar mal por algo que es una ilusión? ¿Por qué perder el sueño por cosas que no puedes controlar?
Vive tu vida al máximo, porque cuando envejezcas, no recordarás lo bueno que eras siendo perfecto. Recordarás todas las locuras y cosas buenas que hiciste por ti mismo.
2. Recuerda que eres suficiente
Si buscamos la aprobación de los demás en lugar de la nuestra, nunca nos sentiremos satisfechos. Me comparé con los demás tanto que empecé a odiar que no tengo talento suficiente para las matemáticas, que soy malísima para el baloncesto, que soy malísima para maquillarme -ni siquiera sé dibujar bien el delineador de ojos alado-.
Nunca era lo bastante buena y eso me consumía a diario porque me dejaba la piel, pero seguía sin estar satisfecha. Así que cambié mi perspectiva.
He escrito en todos los espejos y paredes de mi casa cosas que me gustan de mí misma y cosas en las que soy buena. Se me da bien escribir. Se me da bien cocinar. Me encantan mis ojos azules. Me encanta mi pelo pelirrojo.
Tuve que recordarme cada día que soy suficiente y que tengo cosas por las que estar agradecida. Amo mis dos brazos, mis dos piernas. Me encanta poder andar, hablar y ver. Me encanta ser suficiente porque ahora sé que lo soy.
3. Deja ir las cosas que no puedes controlar
No podemos controlar lo que los demás piensan de nosotros y lo que sienten por nosotros. Intenté hacer las cosas que creía que eran las correctas. Traté de actuar perfectamente porque creía que era realmente una manera perfecta.
Y por el camino, he hecho daño a algunas personas sin intención de hacerlo. Pero la cosa es que no podemos decidir si herimos a alguien o no.
No podemos decidir si les gustaremos o no. No tenemos control sobre los demás, no tenemos control sobre el futuro, y eso es lo que me asustó.
Me pasaba la noche en vela preocupándome por las cosas que decía, por si le gustaría a alguien, por lo que pasaría mañana, por cómo podía evitar que alguien se fuera.
Pero así es la vida: la gente va y viene, las cosas pasan y lo único que podemos controlar es cómo reaccionamos ante ellas.
4. Cambia tu forma de hablar
¿Pasarías tiempo con tus amigos si te dijeran las cosas que te dices a ti mismo? ¿Los seguirías queriendo si siguieran hablando de tus defectos, de cómo podrías hacerlo mejor, de cómo podrías esforzarte más?
Es difícil amar a alguien que sólo ve lo malo en nosotros; es difícil amar a alguien que sólo tiene quejas de nosotros. Entonces, ¿cómo quiérete a ti mismo si sigues haciendo eso?
En lugar de pensar en que tu pelo parece un desastre, piensa en que estás iniciando una nueva tendencia de moda.
En lugar de pensar en cómo podrías perder algo más de peso, piensa en lo curvilínea que eres y en lo increíble que te sientes al disfrutar de tu vida.
En lugar de pensar en lo feo, estropeado o indigno que eres, mírate a los ojos y repite: "Soy suficiente" hasta que por fin te lo creas.
Y regálate una sonrisa en el espejo: está demostrado que mejoran instantáneamente nuestro estado de ánimo.
5. Recuerda que eres un trabajo en progreso
Nadie puede hacer nada a la perfección en su primer intento. Son los fracasos los que nos enseñan lecciones. Es la oportunidad de intentarlo de nuevo, de mostrar fuerza, de seguir adelante lo que nos enseña lecciones.
Nos enseñan lo increíbles que somos, lo fuertes y persistentes que somos. Mi profesor solía decir que la belleza está en el camino, no en la meta.
No sé a vosotros, pero a mí me encanta alcanzar mis objetivos, pero también he aprendido a disfrutar del camino. Aprendí que soy un trabajo en progreso.
Aún estoy aprendiendo a ser adulto. Sigo aprendiendo a quererme a mí misma. Sigo aprendiendo que está bien fracasar. Incluso cuando escuece, incluso cuando estás abatido, sigue estando bien.
Estaré bien, yo me encargo.
6. Cortar la gente agradable
Lo importante no es la felicidad de los demás, sino la tuya. No se trata de complacer a los demás, sino de complacerte a ti mismo. Por mucho que te esfuerces, siempre te pedirán que te esfuerces más.
Por mucho que des, nunca será suficiente. En lugar de perseguir SU felicidad y sus necesidades, empieza a perseguir las tuyas.
Di "no" de vez en cuando: respétate a ti mismo para que ellos también te respeten. Respeta tu tiempo para que ellos también lo respeten.
La primera vez que le dije "no" a mi compañero de trabajo sobre aceptar su parte del trabajo me sentí tan mal. Me sentí la peor persona del mundo. Pero ni siquiera se inmutó. Simplemente pasó a otra persona.
Recuerdo haberme revolcado en la cama toda la noche pensando que quizá yo también podría haber hecho su parte del trabajo. Quiero decir, no estoy durmiendo de todos modos.
Pero ni siquiera pudo recordarlo al día siguiente cuando me disculpé. Nunca le importó quién haría el trabajo, sólo le importaba que no fuera él quien lo hiciera.
Fue entonces cuando me di cuenta de que estaba perdiendo el sueño por alguien que ni siquiera recordaba haberme hablado. ¿Y cuántas veces había hecho yo lo mismo, sin darme cuenta? ¿Cuántas veces has hecho tú lo mismo?
7. Sueño
Estarás pensando: "¿Por qué coño voy a soñar? ¿Qué tiene que ver eso con abrazarme a mí mismo?". ¿Recuerdas cuando éramos niños y teníamos los sueños más locos?
Queríamos ser bomberos, astronautas, bailarinas y, bueno, yo quería ser Picasso (era una niña loca). Teníamos esos sueños y practicábamos para conseguirlos.
Bailábamos todo el día para estar listas cuando fuéramos bailarinas. Apagábamos fuegos imaginarios para estar listos cuando llegara nuestro destino de bomberos.
Y yo pintaba por toda la casa porque iba a ser el próximo Picasso. Y de alguna manera, después de tanto perseguir buenas notas, de cumplir las normas de todo el mundo de ser grandes niños y adultos, estudiantes cariñosos, sociales, descansados y activos, perdimos nuestros sueños.
Perdimos la capacidad de encontrar la perfección en las cosas más locas porque nos enseñaron lo contrario. Nos enseñaron que la perfección consiste en tener buenas notas, un título universitario, un trabajo estable y una familia a los 30 años.
Y créeme, no lo es. Se trata de quererse a uno mismo, soñar a lo grande y encontrarnos a nosotros mismos cada día, porque tenemos un largo camino por delante. Más vale que sea divertido.