Cuando te cría un padre de mierda, aprendes a cuidar de ti mismo. No esperas a que la gente te ayude a resolver tus problemas, sino que lo haces por ti mismo.
Y no lo haces porque quieras, sino porque tienes que hacerlo. Porque quieras o no, no hay nadie a tu alrededor que te proteja y te cuide. Tienes que hacerlo todo tú solo.
Cuando te cría un padre de mierda, dejas de creer en el amor. No crees que nadie pueda quererte, ya que el miembro más cercano de tu familia no te quería. No luchó por ti.
Nunca estuvo ahí para ti, para decirte lo orgulloso que está por todo lo que has conseguido. Así que no entiendes cómo otra persona, un completo desconocido, puede abrazarte y amarte hasta el infinito tal y como eres.
Cuando te cría un padre de mierda, aprendes a poner límites. No aguantarás ninguna mierda de la gente que te rodea, aunque sólo tengan un mal día.
Cortarás todos los problemas con la gente en cuanto aparezcan y, aunque a veces seas duro con ellos, no te sentirás mal por ello.
Porque es la única forma en que puedes funcionar. Ese es tu mecanismo de defensa y no conoces nada mejor. Ese es tu verdadero yo.
Cuando te cría un padre de mierda, echarás de menos el amor toda tu vida. Y no importa cuántas personas vengan y te den todo lo que tienen, seguirá habiendo un hueco en tu corazón, esperando a que alguien especial venga a llenarlo.
Habrá un vacío, pero desgraciadamente nunca se llenará del todo. Siempre echarás de menos el amor y el afecto de tu padre y llevarás esa pena contigo. toda tu vida.
Cuando te cría un padre de mierda, estarás convencido de que no mereces amor. Porque si tu padre no pudo amarte, entonces algo anda mal contigo.
Y tendrás baja autoestima toda tu vida, pensando que todo fue culpa tuya. Creerás que eres un fracasado y que, por eso, ni siquiera tu padre pudo aceptarte como eres.
Cuando te cría un padre de mierda, tienes una visión diferente de la vida. Ves las cosas como son y no como quieres que sean.
No sueñas despierto, sino que te ciñes a lo que puedes hacer con tus propias manos. Nunca pides ayuda a nadie y aprendes a valerte por ti mismo.
Cuando te cría un padre de mierda, aprendes a ser fuerte e independiente. No pides ayuda a nadie y manejas tus problemas por ti mismo.
Eres tu propio mejor amigo porque te cuesta confiar en la gente. No quieres a nadie en quien tengas que confiar porque eres el que mejor lo hace por ti mismo. Eres tu propia roca y no necesitas que nadie te salve.
Cuando te cría un padre de mierda, aprendes que la vida no es fácil. Y por eso, decides ser tan fuerte como puedas. Consigues todo lo que quieres de forma justa y nunca suplicas a nadie que te ayude.
Te rodeas de gente positiva porque un hombre tóxico fue suficiente para toda tu vida.
Cuando te cría un padre de mierda, te esfuerzas por ser lo más diferente posible a él. Cambias hasta la forma de beber para que no digan que te pareces a tu padre. Cambias de raíz, con todo tu poder, para que la gente no vea lo mucho que os parecéis.
Cuando tienes un padre de mierda, haces todo lo que está en tu mano para ser la mejor versión de ti mismo. No porque quieras, sino porque deseas que tus hijos nunca tengan que pasar por todo lo que tú pasaste.
No quieres ser nada parecido a quien te creó y te abandonó. Quieres ser más que eso.
No quieres ser alguien de quien tus hijos se avergüencen, sino una persona de la que se sientan orgullosos.
Christine es autora de 'Mirar fijamente a los ojos de la ansiedad y la depresión', un libro que cambiará tu forma de combatir la ansiedad y la depresión.