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El síndrome del patito feo: Aprende a aceptarte a ti mismo

El Síndrome del Patito Feo: Aprende a aceptarte a ti mismo

Probablemente conozca la historia del patito feo de su infancia.

El clásico cuento de hadas de Hans Christian Andersen sobre un pajarillo de aspecto sencillo que sufre abusos y soledad y al final se convierte en un hermoso cisne.

El síndrome del patito feo recibe su nombre del cuento, pero en realidad ninguno de los dos consiste en crecer para ser guapo.

El reto consiste en reconciliar lo que realmente eres con el juicio persistente al que te enfrentaste a una edad vulnerable que te dejó daño duradero.

Se trata de encontrar formas de curarse y aceptarse a uno mismo.

¿Qué es el síndrome del patito feo?

El síndrome del patito feo es el efecto de ser visto y tratado como diferente a una edad temprana y su impacto en su confianza como adulto.

En el cuento de hadas que da nombre a nuestro tema, el patito feo tenía un aspecto diferente al de sus hermanos. No supieron verle como lo que realmente era y abusaron de él.

Cuando creció y conoció a una bandada de cisnes, éstos le aceptaron. El patito vio su reflejo y se dio cuenta de que era tan hermoso como ellos.

La moraleja de la historia no es que te conviertas en algo que no eres, sino que desarrolles tu potencial.

El camino hacia la autoaceptación es largo, pero aprender tu propio valor puede demostrarte que eres más de lo que habías imaginado.

Conceptos erróneos sobre el síndrome del patito feo

El síndrome del patito feo no es una película de adolescentes.

La idea de que un patito feo es alguien que antes era feo, desarrolló una personalidad por necesidad y creció caliente es tóxica.

Esto hace que parezca que ser buena persona y ser guapo son mutuamente excluyentes a menos que haya un obstáculo en el camino.

Se presenta una imagen muy condescendiente de las "antes feas", como ingenuas e inocentes, centradas en la belleza interior e incapaces de hacer frente a la repentina atención.

Ser guapo se presenta como el objetivo final en la vida, pero se perjudica a las personas guapas al presentarlas como poco interesantes a menos que hayan pasado por algo horrible.

5 maneras en que el síndrome del patito feo le perjudica

El maltrato y la discriminación pueden causar problemas mucho después del instituto.

Los efectos secundarios de acoso puede hacer que te sientas aislado y como si no tuvieras a quién acudir.. Esto deja una sensación duradera de no pertenencia y de no ser suficiente.

A esa edad, es casi imposible darse cuenta de que ser diferente puede ser una forma de elevarse más allá del juicio y transformarse en quien uno está destinado a ser.

1. Crees que no eres nada especial

Si no te consideras guapo, interesante o atractivo, eso puede influir mucho en tu forma de relacionarte con los demás, por muy falsas que sean esas creencias.

Es fácil decir que las palabras de tus acosadores no importan, pero que te digan innumerables veces que eres inferior en algún aspecto haría que hasta la persona más segura de sí misma empezara a creérselo.

Tienes que decidir conscientemente que ninguna de esas cosas es cierta.

Si crees que tienes belleza, buena personalidad o talento, cada vez que pienses lo contrario, recuérdate que es la voz de una persona cualquiera del instituto.

¿Por qué debería escucharles más que un adulto inteligente?

2. No sabes aceptar un cumplido

Escuchar cualquier cosa buena sobre uno mismo puede parecer absurdo si se carece de confianza.

Puede que pienses que se están burlando de ti, que están equivocados o que no saben de lo que hablan, sobre todo si se trata de alguien de la sexo opuesto mostrando interés.

Tu reacción ante un cumplido debe ser siempre decir "gracias". Puedes aderezarlo devolviendo un cumplido. Nunca rechaces un cumplido diciendo algo como: "Oh, no".

Respeta la opinión de alguien que se ha tomado su tiempo para encontrar algo agradable que decir y créele.

Si crees a los que te mostraron crueldad, da una oportunidad a los que te muestran amabilidad.

3. Estás cohibido

Su autoimagen puede sufrir mucho si te consideran poco atractivo en tus años jóvenes y vulnerables.

Esto puede hacer que te sientas incómodo cuando la gente te presta atención porque cuestionas sus motivos.

Por ejemplo, cuando alguien te mira, nunca se te ocurriría pensar que puede estar pensando que eres guapo. Eso no te pasa en la vida real, ¿verdad?

Si decides arreglarte o probar algo nuevo, te sientes incómodo y como si fuera un error.

La solución es luchar contra tus dudas y decidir conscientemente valorar tus opiniones por encima de las voces del pasado.

4. No te gustas a ti mismo

Te menosprecias porque estás acostumbrado a ese tipo de trato. Te han dicho muchas veces que no vales y te lo has creído.

Cuando ves a alguien que consideras bello, impresionante o especial, no sientes envidia, sino el deseo de ser esa persona.

Puede que los mires y pienses: "Si yo fuera la misma persona, sería feliz".

Si ocultas tus vulnerabilidades porque crees que te hacen aún más débil, eso puede causarte dificultades para afrontar las cosas que te causan dolor.

No dejes que ser un tardón arruine el resto de tu vida. Nunca es tarde para quiérete a ti mismo.

5. Huyes del amor

Realmente no te consideras alguien que pueda encontrar el amor. Cuando alguien muestra interés por ti, te cuesta darte cuenta o incluso creerlo.

Puede que ligar te resulte muy difícil porque careces de las habilidades sociales necesarias porque te hicieron creer que no las necesitarías.

Cuando decides aceptar a alguien, puede que te cueste conectar con la otra persona. No sabes cómo abrirte y mostrar quién eres por miedo a que te rechacen.

Si aprendes a desprenderte de esas falsas creencias, podrás quiérete a ti mismo y tener una vida amorosa exitosa y feliz con alguien que te aprecie.

Superar los efectos del síndrome del patito feo

El síndrome del patito feo puede hacerte sentir inseguro sobre tu aspecto, tus capacidades y hacerte emocionalmente vulnerable.

Aprender a abordar estas cuestiones puede ayudarte a dejar atrás las falsas creencias de que tu propia valía es menor de lo que es.

Dejar atrás las voces de personas irrelevantes de tu pasado y confiar sólo en tu propio juicio puede ayudarte a llegar a un punto en el que puedas pensar: "Soy valioso y mi vida es buena."

- INSEGURIDAD SOBRE EL ASPECTO FÍSICO

En lo que respecta a la belleza, puedes verlo de esta manera: quizá eres guapa pero no lo sabes, o quizá en realidad no lo eres.

No importa porque, ¿adivina qué? No hace falta ser guapa para ser digna y querible. La belleza no es condición ni garantía de felicidad.

Además, la fealdad no existe, no como la pintan los matones que se burlan de los aparatos de otros niños. Lo único que quieren es que te conformes con la presión de grupo.

Si quieres ser más atractiva, siempre hay cosas que puedes hacer para subir de nivel, por así decirlo.

Cuidarse hace mucho. Un peinado que te siente bien, ropa que te siente bien y ejercicio son algunas de las medidas que pueden hacer que cualquier persona esté objetivamente más guapa.

- BAJA AUTOESTIMA

Los niños pueden ser crueles, y el maltrato persistente conduce inevitablemente a la baja autoestima y la inseguridad. Puede que te resulte difícil aceptarte a ti mismo aunque no te parezcas en nada a lo que eras antes.

Por ejemplo, si te consideraban un empollón en secundaria, puede que te enfrentaras al rechazo y al acoso.

Puede que ya no seas el adolescente torpe de entonces, pero como consecuencia de haber sido maltratado, sigues siendo duda de tu propia valía.

Si aún sientes las consecuencias, recuerda la importancia de ser fiel a ti mismo y no buscar validación de los demás.

En lugar de eso, rodéate de quienes te aprecian tal y como eres. Mantén la fe en que puedes encontrar a tu gente y un lugar al que pertenecer si no te rindes.

En conclusión

La vida es dura para los niños y adolescentes. Todo se vuelve mucho más difícil si se convierten en víctimas del acoso escolar.

Baja autoestima es una de las consecuencias duraderas de haber sido señalado y atormentado por cualquier defecto percibido.

Cuando creces, y esos defectos ya no existen o no importan, el síndrome del patito feo puede seguir haciéndote dudar de tu valía.