Como la preocupación y el pánico aumentan en el mundo actual, es importante mantenernos equilibrados, para protegernos a nosotros mismos y a los demás.
La clave está en superar el pánico y el estrés con medidas de precaución y ser responsable.
El miedo es la respuesta natural del ser humano ante situaciones desconocidas y provoca estrés.
No tenemos respuestas para todo, pero a veces basta con escuchar y poner en práctica algo que ya ha demostrado que funciona.
En lugar de temer e imaginar los peores escenarios posibles, intenta hacer todo lo que esté en tu mano para mejorar la situación actual.
Nuestra lucha o huida se activa cuando nos sentimos amenazados. Es una respuesta biológica normal.
Sin embargo, a veces nuestro cuerpo responde de forma desproporcionada a amenazas que no son tan graves como nos parecen.
Pensar demasiado lo empeora todo y acaba provocando pánico.
Mantener la compostura y la cabeza fría es siempre una opción mejor, más segura y más útil que dejarse llevar por el pánico.
Esto es lo que puedes hacer para mantener el equilibrio en los momentos difíciles.
1. Haz todo lo que puedas para ayudar en la situación
Si sabes cuál es la causa de tu estrés, haz todo lo que esté en tu mano para mejorar la situación. Puede ser un trabajo, un ser querido o un problema global: intenta hacer lo que esté en tu mano para mejorar las cosas.
Cuando sepas que estás dando lo mejor de ti, tu mente se sentirá más tranquila.
Sea cual sea la situación, pasar demasiado tiempo en las redes sociales no va a ayudar.
Es importante mantenerse en contacto con todo lo que ocurre en el mundo, pero estar completamente inmerso en la nueva información y en la vida de los demás puede perjudicar seriamente su salud mental y aumentar sus niveles de estrés.
El cerebro humano no está adaptado a lo que ocurre en el siglo XXI, la era digital, alimentada por la información. No puede procesar la cantidad de datos que consumimos a diario.
Por eso nuestro cerebro está constantemente sobrecargado de trabajo y nuestro cuerpo sufre las consecuencias.
3. Para, respira y agradece tu cuerpo
En momentos de estrés y preocupación, pueden producirse problemas respiratorios como la respiración superficial, que son frecuentes.
Por este motivo, la respiración regular y constante puede ayudar a restablecer la respuesta de lucha o huida y detener la sensación de pánico y los síntomas asociados a la ansiedad.
Lo mismo ocurre con el ejercicio físico. Redirigir nuestra atención al cuerpo físico nos hace conscientes del momento presente.
Estar en el momento presente nos ayuda a ver la situación con más claridad.
4. Mantente a salvo, pero no te aísles emocionalmente: Habla con los demás
Cuando nos sentimos amenazados y estresados mentalmente, es bueno que nuestro cuerpo se sienta seguro. Cuando nos sentimos seguros físicamente, es probable que nos sintamos más tranquilos mentalmente.
Sin embargo, es sano estar en contacto con la gente. Los seres humanos nos necesitamos.
No hay nada mejor que sentir colectividad y difundir positividad cuando se necesita.
El poder del espíritu humano, incluso en los momentos más oscuros, puede brillar cuando las personas se muestran vulnerables, empáticas y dispuestas a ayudar.
5. Practicar la compasión
La compasión nos recuerda que no estamos solos haciendo que los demás se sientan menos solos. Al practicar la compasión, estamos dando sentido a nuestra vida.
En los momentos en que la vida nos pone a prueba, mostrar compasión es un signo de gran fortaleza.
La compasión es la prueba de que tu vida está hecha de algo más que cosas mundanas, es la prueba de que la vida tiene un sentido.
A veces, el miedo, el estrés y la preocupación nos vuelven demasiado egocéntricos y eso empeora aún más la situación.
Practica la compasión para recordar las cosas importantes.
"Se puede encontrar la felicidad, incluso en los momentos más oscuros, si uno se acuerda de encender la luz". - J. K. Rowling
