Me causaste mucho dolor y sufrí mucho por tu culpa. Me rompiste el corazón y me rompiste. Destruiste todo lo que podías destruir de mí y me cambiaste como persona para siempre. Siempre me trataste como un pedazo de mierda, como si nunca te hubiera importado.
Ahora que lo pienso, no sé si queda algo que no me hayas hecho. Porque me mentiste, me engañaste, me descuidaste, me manipulaste y me controlaste. Sobre todo, abusaste de mí en más de un sentido. Y de eso soy consciente ahora.
Sabes, durante mucho tiempo, seguí mintiéndome a mí misma. Simplemente me negaba a admitir que en realidad eras una mala persona y que nunca me quisiste de verdad. Me negaba a aceptar todas las cosas que me hacías, así que seguía justificándote y me culpaba de todo. Seguía inventando excusas para tus mentiras, diciéndome que debía de haber malinterpretado las cosas. Cada vez que te pillaba engañándome, me decía que me lo estaba imaginando todo. Y en esas situaciones, estaba más que feliz de aceptar tus falsas excusas que obviamente no tenían sentido. Aunque sabía que me maltratabas, me decía a mí misma que estaba demasiado sensible o que era culpa mía por provocarte. En realidad, esas eran las cosas que me decías y yo tenía tantas ganas de creérmelas. Supongo que entonces me creía todas las mentiras posibles que me ponías delante. Lo único en lo que nunca quise creer fue en la verdad. Nunca quise aceptar que eras un abusador tóxico y que necesitaba alejarme de ti si quería salvar mi cordura.
No sé qué pasó, pero con el tiempo supe que tenía que aceptarlo. Supongo que fue cuando mis moratones eran demasiado evidentes y demasiado grandes para poder esconderlos. Supongo que empecé a avergonzarme de que la gente a mi alrededor los viera y eso fue lo que me hizo despertar de esta pesadilla por la que me estabas haciendo pasar. Y fue entonces cuando te dejé para siempre.
Cuando me fui por primera vez, no me tomaste en serio. Estabas seguro de que volvería arrastrándome hacia ti. Pero eso era algo que no tenía intención de hacer.
Con el tiempo, viste que no cambiaba de opinión. Y no podías creerlo. No podías creer que tuviera el valor de alejarme de ti. Y fue entonces cuando empezaron tus esfuerzos por reconquistarme. Fue entonces cuando supuestamente te diste cuenta de todo y de lo mal que me habías tratado. Fue entonces cuando empezaste a rogarme que volviera contigo, prometiéndome que esta vez sería diferente e intentando asegurarme que eras un hombre cambiado. Fue entonces cuando empezaste a actuar como si hicieras cualquier cosa con tal de que volviera contigo.
Pero déjame decirte una cosa-No me creo nada de eso. No te creo y nunca lo haré. Sé que no me quieres de vuelta porque me amas; me quieres de vuelta porque no puedes creer que perdiste a la persona a la que siempre pudiste tratar como querías. Me quieres de vuelta para ayudarte a aumentar tu ego enfermo. Y eso es algo que ya no estoy dispuesta a hacer.
Sigues encontrando formas de llegar a mí y sigues diciéndome que te arrepientes de todo lo que me hiciste. Pero sé que no es verdad. Sé que ni siquiera eres consciente de todo el sufrimiento que he pasado por tu culpa. Sé que en el fondo, sigues pensando que todo fue culpa mía. Sólo me dices todo lo que quiero oír porque crees que te ayudará a reconquistarme.
Pues no. Nunca volveré contigo y no hay nada que puedas hacer para cambiarlo. No te lo digo porque no tenga corazón o porque quiera vengarme por todo lo que me hiciste. Te lo digo porque lo digo en serio.
Tienes que aceptar el hecho de que no hay nada que puedas hacer ahora para hacerme olvidar todo lo que me hiciste en el pasado. No tienes un borrador mágico que pueda eliminar todas las heridas y cicatrices en mi alma y mi cuerpo que has causado.
Aunque hayas cambiado (y sé que no lo has hecho), tienes que entender que el mero hecho de ver tu cara me recuerda todo el dolor por el que he pasado. Me recuerda cada lágrima que lloré por ti y cada humillación por la que me hiciste pasar. Me recuerda todas las veces que me pegaste, todas las veces que me rompiste el corazón, todas las mentiras que me dijiste a la cara y todas las mujeres a las que les dijiste que no. me engañó con. Y no hay nada que puedas hacer para que lo olvide.
Lo único que puedes hacer es dejarme en paz. Si de verdad te arrepientes de todo lo que me hiciste, por favor, déjame ir y no vuelvas a entrar en mi vida nunca más.