Durante años, no viste cuánto te quería esta chica. Fingiste no darte cuenta de todos los sacrificios y compromisos que ella estaba haciendo por tu bien y en beneficio de vuestra relación.
Nunca viste lo mucho que luchó para tenerte cerca y para que los dos fuerais felices.
Cómo desinteresada que era y cómo siempre te ponía en primer lugar, incluso cuando la tratabas como a una segunda opción.
No viste cómo te empujaba hacia adelante y cómo era la única que siempre creía en ti, pasara lo que pasara. Cómo nunca te juzgaba y cómo veía lo bueno que había en ti, incluso cuando ya no quedaba nada.
Nunca te diste cuenta de que era la única que estaba a tu lado cuando estabas en tus peores momentos. La única que estuvo a tu lado en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad.
Que fue la única que siguió cogiéndote de la mano cuando todos los demás te dieron la espalda.
La única que nunca te abandonó, aunque debería haberlo hecho hace mucho tiempo.
No viste todas las oportunidades que te seguía dando porque esperaba que con el tiempo cambiaras, ni las excusas que ponía y todos los sueños que tenía de que fueras un hombre diferente.
Y lo mejor es que no pedía mucho a cambio. Nunca necesitó tu gratitud ni te pidió que la mimaras.
Sólo quería que le correspondieras y que la apreciaras.
Pero ni siquiera hiciste eso, ¿verdad? En lugar de eso, la diste por sentada, pensando que podías hacer lo que quisieras y que esa chica seguiría queriéndote como siempre.
Pensaste que no podías hacer nada para que se alejara de ti y que podías seguir tratándola como una mierda todo el tiempo que quisieras.
Al mismo tiempo, durante años, no viste las lágrimas de esta chica ni las noches en vela que pasó sola en la cama, esperando a que volvieras a casa, mientras tú estabas por ahí engañándola y tomándola por tonta.
No te diste cuenta de lo humillada y decepcionada que se sentía cada vez que te echabas atrás y cada vez que hacías todo lo posible por disminuir su valía.
Cómo pasó años rezando para que empezaras a tratarla como se merecía.
No escuchaste como ella mendigando migajas de tu amor y atención. Cómo te decía que la perderías si continuabas comportándote así.
O tal vez viste todo esto. Tal vez la oíste pero simplemente decidiste no prestar atención.
Porque pensaste que ella nunca tendría la fuerza para alejarse de ti.
Pero esto es exactamente lo que pasó. Un día, ella te dejó y nunca miró atrás.
Y sólo cuando vio que esa chica iba más que en serio comprendió lo que había hecho.
No fue hasta entonces cuando empezaste a arrepentirte de todo el daño que le hiciste pasar y de todo el daño que le estabas causando.
Pues déjame decirte una cosa que no te lo pondrá nada fácil. Te arrepentirás aún más de no haber apreciado a esta chica cuando otra persona empiece a hacerlo.
Porque llegará un hombre a su vida que le dará todo lo que tú nunca quisiste darle. Un hombre que estará orgulloso y agradecido de tenerla.
Un hombre que estará dispuesto a hacer lo que sea necesario para conservarla y un hombre que nunca la dejará marchar.
Vendrá un hombre que le dará la misma cantidad de esfuerzo que está recibiendo de ella. Un hombre que sabrá que una relación sana es una calle de doble sentido y que estará dispuesto a probar a su alrededor.
Un hombre que curará su corazón roto y que le hará olvidar que alguna vez exististe. Un hombre que la amará de todas las formas que tú desearías haberla amado.
Y cuando este hombre aparezca, desearás poder volver atrás en el tiempo, para arreglar las cosas. Es entonces cuando estarás listo para hacer lo que sea necesario sólo para tener a esta chica de vuelta.
Ahora es cuando te darás cuenta de todo lo que le estabas haciendo y cuando entenderás que dejando ir a esta chica fue el error de tu vida.
Cuando desearás ocupar el lugar de este hombre más que nada.
Pero será demasiado tarde. ¿Y sabes por qué?
Porque tuviste tu oportunidad. Y la desperdiciaste. Y ahora, tienes que lidiar con las consecuencias.