Me aferré a mis tontas esperanzas sobre nosotros todo el tiempo que pude. A pesar de todo, siempre he sido una eterna optimista en lo que se refiere a romances, y tú no eres una excepción.
Siempre espero lo mejor, incluso cuando la evidencia de que no es así me mira a la cara con desaliento.
¿Qué puedo decir? Me encanta el amor. Puse todas las excusas posibles para no perder el contacto contigo.
Aunque no hubiera absolutamente ninguna razón para que nos comunicáramos, me inventaría algo, sólo para poder seguir sintiendo tu presencia en mi vida, de cualquier forma que pudiera conseguirlo.
Me negué a admitir que para entonces ya me habías apartado de tu vida.
Me costó mucho ira y resentimiento por mi parte para aceptar el hecho de que habíamos terminado. Mientras intentaba salvar lo que creía que quedaba de nosotros, no me di cuenta de que ya no había "nosotros".
Era sólo yo y mis intentos desesperados por volver a ser lo que éramos, pero que no habíamos sido en mucho tiempo.
Intenté tan tontamente que superáramos los obstáculos que se nos presentaron que no vi que ya habías pasado página. Ese fue el último clavo en el ataúd para mí.
Fue entonces cuando me di cuenta de lo que tanto miedo me daba admitir. Hacía tiempo que habíamos terminado y ya me habías sustituido por alguien nuevo.
Fue un duro despertar para mí. Tuve que abandonar la fantasía de que aún sentías por mí lo que yo sentía por ti.
Seguía tan enamorada de ti que verte con alguien nuevo era como si me clavaran un puñal en el pecho repetidamente.
En aquel momento, fue doloroso AF pero hoy veo que era lo necesario para que finalmente perdiera la idea de ti en mi futuro. Ya no pertenecías allí.
Y por mucho que me duela decirlo, doy gracias a Dios por haberte visto con ella. No sé si hubiera sido capaz de salir adelante de otra manera.
Esa fue la última vez que tuve contacto contigo. Fue entonces cuando decidí que era suficiente.
En ese momento, yo era la única que me estaba causando dolor y miseria. Yo era la única que me negaba el proceso de curación que tan desesperadamente necesitaba.
Así que por fin asumí la responsabilidad de mis actos. Ya no podía seguir así y estar culpándote cuando yo era la única que no seguía adelante, todavía colgada de un viejo amor que hacía meses que no estaba en mi vida.
Tengo que admitir que, aunque decidí conscientemente que no volvería a ponerme en contacto contigo, seguí al tanto de tu nueva vida amorosa.
Necesitaba saber cómo era y qué tenía que te hacía olvidarte de mí con tanta facilidad.
Pero entonces me di cuenta. Mientras siguiera prestándote atención con cualquier pensamiento, no me estaba permitiendo seguir adelante.
Habías pasado página tan claramente que era hora de que te tachara por completo de mi lista y no volviera a pensar en ti.
Me dolió mucho, pero lo hice. Dejé de seguir tu vida. Dejé de preguntar por ti a amigos comunes.
Decidí olvidar que existías. Y fue la mejor decisión que he tomado.
Sé que nuestra relación era real. Pasamos buenos momentos. Nunca voy a pesar nada de eso. Supongo que hemos seguido nuestro curso. Sólo era cuestión de aceptarlo.
Tardé un poco más de lo que me hubiera gustado, pero aquí estoy. Listo para salir herido de nuevo.
He salido del agujero que tan ineptamente me había cavado. Vuelvo a vislumbrar la luz brillante.
Y lo más importante, acepto que no estábamos destinados a estar juntos.
No soy la mujer con la que se suponía que ibas a pasar tu vida eterna y ahora por fin puedo decirlo en voz alta y no romperme en mil pedazos. Por fin estoy bien.